Conversación con un ateo (3/3)

Conversación con un ateo (3 de 3)

Conversación con un ateo (3 de 3)

Autor: Shykh Muhammad al-Ghazali 

Esta explicación de la naturaleza de la vida actual también incluye el hecho de que Allah Todopoderoso prueba a cada persona de acuerdo con su naturaleza, su personalidad y su entorno. Las personas varían en gran medida; una persona puede gritar quejándose de lo que podría no molestar a otra. Allah tiene una razón divina para poner sus creaciones en esas adversidades. Lo importante es que los incidentes de la vida privada y pública sin duda se rigen de acuerdo a un amplio marco de justicia divina. Sin embargo, esta justicia , según lo descrito por Al-`Aqqad :

…No puede ser vista al mirar en un solo caso. Es obligatorio generalizar y conocer  muchos casos antes de comprender las facetas de la justicia de la voluntad divina . Un punto negro en una pintura hermosa puede parecer una mancha fea si toda la pintura se escondiese tras él y esta es vista de manera aislada. Sin embargo, este punto negro puede ser -si nos fijamos en toda la imagen – uno de los aspectos de la belleza del cuadro que no pueden ser pasados por alto o que pueden aumentar la belleza de la pintura y sin el cual la pintura se vería defectuosa. Del mismo modo, podemos gritar de dolor por un accidente que nos pueda ocurrir, después de esto quizás empezamos a reírnos o regocijarnos después de darse cuenta que quizñas nos hemos beneficiado de ese accidente.

Esa es la mirada correcta a las penurias que las personas pueden sufrir de forma involuntaria en esta vida.

La segunda sección de males de los que se queja, mi querido amigo, es culpa suya y culpa de gente tortuosa como usted.

Mi amigo de quejó de esto diciendo: ¡Ni yo ni otra gente como yo tiene nada que ver con el caos reinante del mundo! ¿Cómo te atreves a acusarnos de esto?

Yo dije: Ciertamente, usted es responsable de esto. Allah ha diseñado un sistema maravilloso para este universo que garantiza su felicidad. De esta manera Él ordenó al fuerte que ayudase los débiles, a los ricos a ser generosos con los pobres y Nos advirtió en contra de seguir nuestros propios caprichos y de cometer injusticias, y ordenó que quien observa todo esto fuese recompensado tanto en esta como en la vida después de la muerte.

Todo aquel que actúa de acuerdo a lo correcto, ya sea hombre o mujer, y sea creyente, le daremos una buena vida y le recompensaremos de acuerdo a lo mejor que hicieron . (Sura de la Abeja, 16:97)

Cuando las personas cortan lo que Allah ordenó a unir y se ayudan unos a otros en la transgresión en lugar de ayudarse unos a otros en la justicia, ¿cómo pueden  quejarse a su Creador si cosecharon lo que ya había sembrado? En verdad, la mayor parte de los males de los que el mundo es testigo vienen de aquellos que se han extraviado del camino correcto como ha sido aclarado por Allah el Todopoderoso:

Cualquier desastre que te sobreviene es por lo que tus manos han cosechado. Y Él perdona mucho (Sura del Consejo, 42:30 )

Abu Bakr Al- Siddiq (que Allah esté complacido con él), el segundo califa, envió un ejército para luchar contra aquellos que se abstuvieron pagar el Zakat obligatorio. Al hacer esto, hizo honor a las leyes, luchó contra el egoísmo y llevó a cabo lo que está ordenado por el Islam como una religión. Si ocurrió que alguien que le sucedió no siguió su práctica, los críticos deberían culpar  al sucesor y no el destino de que la vida este llena de atrocidades.

Él dijo: ¿Qué quieres decir?

Dije: Las legislaciones establecidas por Allah son suficientes para hacer la vida más fácil para todos. Sin embargo, en lugar de culpar a los que las abolen te atrevas a culpar a Dios, el Creador, y acusar a su religión y actos.

Es innoble que algunas personas puedan maldecir el cielo cuando la tierra se echa a perder. En vez de hacer lo que le incumbe a cada uno para enderezar el caos y corregir lo que salió mal, uno comienza a balbucear injustamente con palabras acusando a Allah y a la religión. Vosotros, los materialistas, estáis enfermos y vuestras conciencias y mentes necesitan ser curados.

Después de este serio diálogo, me volví a mí mismo y me pregunté: las enfermedades están a punto de convertirse en pandemia. Por lo tanto, ¿tenemos a aquellos  que pueden tratar las heridas y curar las enfermedades? ¿O bien la crisis de las personas musulmanes que pueden curar esto todavía perdura?

Extraído del libro: «Qaza’ef al-Haq» (Proyecciones de Rectitud)

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