Leyendo el Corán: un mensaje para todos y para cada uno

Leyendo el Corán: un mensaje para todos y para cada uno

Leyendo el Corán: un mensaje para todos y para cada uno

Por: Tariq Ramadán 

Para los musulmanes el Corán es el texto de referencia, la fuente y el esencia del mensaje transmitido por el Creador a la humanidad. Es la última de una larga lista de revelaciones dirigidas a la humanidad a lo largo de la historia. Es la palabra de Dios –pero no es Dios. El Corán da a conocer, revela y guía: es una luz que responde a búsqueda de significado.

Un recuerdo para todos

El Corán es el recuerdo de todos los mensajes anteriores, los que trajeron Noé y Abraham, Moisés y Jesús. Como ellos, hace recordar y enseña a nuestra conciencia: la vida tiene significado, los hechos son señales. Es el libro de los musulmanes de todos el mundo. Pero, de forma paradójica, no es el primer libro que busca conocer el Islam debería leer (la vida del Profeta o cualquier otro libro de explicando el Islam sería mejor introducción); porque es extremadamente simple y complejo al mismo tiempo. La naturaleza de las enseñanzas espirituales, humanas, históricas y sociales que se pueden sacar de él pueden ser entendidos a diferentes niveles. El Texto es uno, pero sus lecturas múltiples.

Para el hombre o la mujer cuyo corazón ha tomado el mensaje del Islam como propio, el Corán habla de una forma particular. Es la Voz y Camino al mismo tiempo. Dios habla al ser más propio de cada uno, a su conciencia, a su corazón, y lo guía a un camino que lo lleva al conocimiento de Él, al encuentro con Él:  

“Este es el Libro, sobre él no hay ninguna duda, es un camino para aquellos que tienen consciencia reverencial de Dios” (Corán, 2:2).

No es un simple texto

Más que un mero texto es un compañero de viaje para ser recitado, cantado u oído.

En todo el musulmán, en las mezquitas, en casas y en las calles, se pueden oír magníficas voces recitando las Palabras Divinas. En esto no puede haber distinción entre eruditos religiosos (ulemas) y gente normal. El Corán habla a cada uno en su lenguaje, accesible, como si coincidiese con su inteligencia, su corazón, sus preguntas, su alegría así como su dolor. Esto es lo que los ulemas han llamada la lectura o escucha como adoración. Cuando los musulmanes leen o escuchan el texto se intentan impregnar de su dimensión espiritual de su mensaje: más allá del tiempo, más allá de la historia o de los millones de seres que han poblado la tierra, Dios está hablando con cada uno de ellos, llamando y recordando a cada uno de ellos, invitando, guiando, aconsejando y ordenando a cada uno de ellos. Dios responde, a él, ella, al corazón de cada uno: sin intermediarios, en la más profunda intimidad.

Para todo el mundo

Sin necesidad de diplomas o estudios, sin maestros o guías. En este momento, cuando damos nuestro primeros pasos, Dios nos llama con la simpleza de Su cercanía. El Corán pertenece a todos, libre de distinción y jerarquía. Dios responde a quien quiera que venga a Su Palabra. No es raro observar a hombres y mujeres, ricos y pobres, educados e iletrados, occidentales y orientales, en silencio, con la mirada perdida en la distancia, envueltos en sus pensamientos, reclinándose hacia atrás, llorando. La búsqueda del significado ha encontrado lo Sagrado, Dios está cerca:

«Yo estoy cerca y respondo al ruego del que pide, cuando Me pide» (Corán, 2:186)

Un diálogo a comenzado. Un intenso, permanente y siempre renovado diálogo entre un Libro que habla la simple infinidad de la adoración del Único y un corazón que hace el esfuerzo necesario para liberarse, para encontrarle. En el corazón de cada corazón que se esfuerza se encuentra el Corán. Nos entrega paz y nos inicia en la libertad.

Ciertamente el Corán se puede leer a diferentes niveles, en campos bastante diferentes. Pero primero el lector debe de ser consciente de cómo se ha construído el texto. El Corán fue revelado en secuencias de longitud variable, a veces como capítulos enteros (suras), durante veintitrés años. En su forma final el Texto nos sigue un orden cronológico ni estrictamente temático. Dos cosas impactan al lector en un principio: la repetición de historias proféticas y las fórmulas e información que se refieren a una situación histórica específica las cuales el Corán no elucida.

Entenderlo de verdad

Entenderlo, en un primer nivel, hace necesario un esfuerzo en dos partes por parte del lector: la repetición es, es un sentido espiritual, un recuerdo y una revivificación, en un sentido intelectual nos lleva a intentar reconstruir. Las historias de Adán y Eva, o de Moisés, son repetidas varias veces con elementos diferentes pero no contradictorios: la misión de la inteligencia humana es reconstruir la estructura narrativa para juntar todos lo elementos y que nos permita entender los hechos.

Pero también hemos de tener en cuenta el contexto al que estos hechos refieren: todos los comentaristas, sin distinción de escuela de jurisprudencia, están de acuerdo de que ciertos versos del Texto revelado (en particular, pero no únicamente, aquellos que hablan sobre la guerra) hablan de situaciones específicas que se daban en el momento de su revelación. Sino tenemos en cuenta la contingencia histórica es imposible obtener una información general de este o aquel aspecto del Islam. En estos casos, nuestra inteligencia es invitada a observar los hechos, a estudiarlos en referencia a un ambiente concreto y a derivar principio de estos. Es una tarea muy exigente que requiere estudio, especialización y un cuidado extremo. O, para decirlo de otra manera, una modestia intelectual extrema.


Fuente: www.nytimes.com Traducido por el Equipo Editorial de Nuevos Musulmanes

 

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