Por: Prof. Dr. Ahmad Muhammad Al-Tayyib
Como hemos visto en un artículo anterior, la prueba de los teólogos escolásticos está basada en fundamento de la creación; esto es, la existencia posterior a una nada. Entretanto, la prueba de los filósofos, que aquí nos concierne, se fundamenta en el sentido de la contingencia o la probabilidad. A fin de esclarecer lo que se entiende por esto, es obligatorio exponer de forma muy breve el significado de “ser posible o contingente” y ser “necesario”.
Los filósofos dividen los seres contingentes en dos tipos:
- Aquellos cuya existencia es posible o contingente
- Aquellos cuya existencia es necesaria y que existe por si mismo
En cuanto al primer tipo, el ser posible o contingente, cabe señalar que se trata de un ser que, si lo observas bien, lo encontraras en equlibrio entre la existencia y la inexistencia; nos sirve a modo de ejemplo: el árbol, la casa, el hombre o cualquier otra cosa que existe delante de mí. Así se puede decir que su esencia se presente a partes iguales entre la existencia y la inexistencia, puesto antes de que existiese era contingente o posible que existiese o no, y ahora que existe es susceptible de desaparecer. En otras palabras, su existencia tras la nada es posible y su inexistencia tras su existencia también es posible.
Así, la existencia y la inexistencia se muestran a partes iguales en relación con este ser. Partiendo desde este punto de vista, los filósofos dicen que la esencia de todo ser existente acepta la existencia y la inexistencia en el mismo grado.
La existencia contingente o y la contingencia de la existencia o inexistencia se llama: la posibilidad o la contingencia. Y lo que esta demuestra: la prueba de la contingencia.
En lo relación del “ser necesario que ha de existir por sí mismo” la mente rechaza definitivamente la concepción de su inexistencia y es el ser “necesario u obligatorio”, como lo denominan los filósofos, esto es Allah.
Su existencia procede de su propio Ser y no tiene fuera de sí mismo la causa de su existencia, a diferencia de lo que hemos visto con el “ser contingente” al que se la atribuye la causa de su existencia o inexistencia por causas fuera de sí mismo.
Dado que la existencia del ser contingente está sometida a la posibilidad de que exista o no exista, su existencia, por lo tanto, le ha de ser concedida por otro ser fuera de sí mismo, ya que es tan débil por sí mismo no es capaz de otorgarle existencia o inexistencia nada. Dado que el ente del ser necesario existe por sí eternamente, la mente no concibe su ausencia o inexistencia. Dicha existencia es connatural de su ente y no le es concedida por otra causa.
Estos dos tipos de seres es lo que entiende por “ser posible o contingente” y ser “necesario”.
Etapas de la prueba de la contingencia
Si la existencia de lo contingente está a en total equilibrio entre la existencia y la inexistencia, y se inclinó hacia el lado de la existencia e hicos exister a un ente, la mente ha de suponer una causa que prevalece en el ente que lo inclina hacia lo posible, al lado de la existencia, sobre el de la inexistencia. En este punto, es imposible que la mente acepte que algo que es solo una posibilidad en perfecto equilibrio entre existir y no existir, emerja de la nada a la existencia sin un motivo, porque el principio innato del que hablamos en la prueba de los teólogos escolásticos, es decir la ley de la casualidad, se impone para demandar que la circunstancia para emerger a la existencia que sobrevino al ente ha de tener una razón en la que prevalezca el lado de su existencia sobre el de su inexistencia.
Por tanto, es necesario desde el punto de vista racional que haya un motivo preponderante del lado de la existencia sobre el de la no existencia dentro de ambas posibilidades (contingencia).
Si la causa que ha dado la existencia a lo posible es algo cuya existencia es necesaria y obligatoria (Allah, el Altísimo), entonces se ha comprobado al veracidad de la prueba demostrando la existencia de Allah.
Si aceptásemos que aquello que ha causado la existencia de lo demás es también en sí contingente o posible, habríamos de buscar nuevamente una causa para este motivo contingente o posible. Y cuando llegamos a una causa necesaria u obligatoria, llegaremos así a lo que buscamos, esto es, la demostración de la existencia de Allah. Pero si dicha causa conduce a otra posibilidad, entramos así en el círculo de una serie casual (tercera, cuarta, cien, etc.)
De este modo:
- O llegamos a la demostración de la existencia forzosa de un ser divino que existe por sí mismo consiguiendo así lo requerido.
- O la mente permanece encerrada en un bucle de causas y causantes profundizando en ellos hasta el infinito. Además, se ha comprobado con argumentos concluyentes que una serie infinita de causas y causantes o de causas y efectos es imposible racionalmente. Es decir, que esta cadena ha de terminar finalmente en una primera causa o motivo al que no le precede otra y que ella de por sí existe y nada o nadie la hizo existir.
- Consecuentemente, queda solo el primer supuesto, esto es, la existencia de un primer ser necesario que existe solo por sí mismo.
Fuente: Fuente: Extracto del libro «Los Fundamentos del Islam» por el autor. Traducido por Equipo de traductores de Al Azhar. Editado por Truth Seeker