Por: Redacción
Durante el siglo X la Córdoba califal de los Omeyas alcanzó su máximo esplendor bajo el gobierno de Al Hakem II (Alhakén II), sucesor de Abderrahman III. Durante su reinado se llevaron a cabo numerosas obras públicas, como la construcción de la Gran Mezquita de Córdoba, la finalización de Medina Azahara, la reforma del Alcázar, la fundación de 27 escuelas públicas, hospitales y bibliotecas. La biblioteca de Córdoba fue una de las joyas del reinado de Al Hakem II.
En un momento en el que la mayoría de Europa atravesaba la edad media y estaba sumida en un gran depresión cultural y cívica, Al Andalus, y Córdoba como su capital, vivían un momento de apogeo que llegó a convertir a Córdoba en una de las metrópolis más importantes de su tiempo.
La capital del califato Omeya llegó a tener un población de más de 500.000 habitantes, e incluso recientes descubrimientos arqueológicos indican que podrían haber sido más. Era una ciudad multicultural, donde convivían musulmanes con judíos y cristianos y donde se daba un amplio crisol de cultura e intelectualidad.
Este auge cultural y científico, que dio como resultado grandes avances y descubrimientos, tenía una de sus bases en la accesibilidad a una gran cantidad de textos de oriente y occidente, desde texto griegos y latinos traducidos al árabes hasta libros de casi todas las ramas del saber de su momento, que estaban recogidos en más 600 bibliotecas repartidas por la ciudad.
De entre todas estas había una biblioteca que sobresalía sobre el resto por contener más de 400,000 volúmenes. Era la biblioteca del propio Califa, Al Hakem II pero que estaba abierta a todos los estudiosos de la ciudad. Es un número realmente increíble para su tiempo, cuando la biblioteca con más libros de Europa a penas tenía uno cuanto de cientos.
Esta biblioteca fue un símbolo de la cultura andalusí, pluralista y universalista e incluía libros de todas la disciplinas, desde la lógica, la filosofía, la ciencia naturales hasta la genealogía. La biblioteca contaba con un taller junto anexo donde trabajan copistas, escribanos, miniaturistas y encuadernadores y en la que las mujeres tenían un gran presencia en todos estos oficios.
Además, Al Hakem II tenían agentes repartidos por varios lugares, como El Cairo, Bagdad, Damasco o Alejandría, que se dedicaban a buscar manuscritos y comprar libros. Además, Al Hakem II subvencionaba a una gran cantidad de sabios para que pudiesen desarrollar sus trabajos y ampliar la biblioteca. No solo lo hacía dentro del Califato, especialmente en Córdoba, sino también fuera de este, como fue el caso de Abu’l-Faraj al-Isfahani, quien cuando el califa se enteró de que estaba comenzando su célebre antología de la poesía y canciones árabes le envió la suma de mil monedas de oro para ello.
Además, los 400,000 libros que la biblioteca contenía estaban perfectamente indexados por nombre, autor y una breve sinópsis en volúmenes aparte para su fácil referencia y consulta, trabajo para el que el propio califa contribuyó bastante
Esta biblioteca de Córdoba sigue siendo considerada una de las grandes bibliotecas de la historia tanto por su amplitud en todos las ramas del saber como por el impacto que tuvo, que sin duda facilitó el extraordinario desarrollo cultural que tuvo lugar en Al Andalus y que permitió el posterior Renacimiento europeo.
Fuentes:
Libro: Lost Islamic History
http://geography.about.com/library/weekly/aa011201a.htm
http://spainillustrated.blogspot.com.es/2012/05/explendor-cultural-de-cordoba.html
http://www.spainthenandnow.com/spanish-history/cordoba-historical-overview/default_41.aspx
https://es.wikipedia.org/wiki/Califato_de_C%C3%B3rdobahttps://es.wikipedia.org/wiki/Alhak%C3%A9n_II