Por: Shaij Abdalaqadir
Es evidente que el ayuno desempeña un papel importante en la ciencia del ser humano. El ayuno obligatorio de Ramadán es anual y está basado en el calendario lunar de forma que oscila a lo largo de los años según la órbita lunar. El comienzo del ayuno depende de la visualización de la nueva del mes sagrado, al igual que la postraciones del amanecer deben coincidir con el hilo blanco de la luz que aparece en el horizonte. El mes de ayuno tiene también un estructura interna. El Mensajero, que la paz sea con él, dijo que era un mes cuyo comienzo era misericordia, su parte media perdón y la final liberación del fuego. Su clímax se alcanza en la Noche del Poder –Laylat al-Qadr-, durante la cual el Mensajero recibió la revelación Coránica. Esa noche está oculta y el buscador debe de estar alerta y buscarla, sabiendo que es una de las diez últimas noches impares del mes de ayuno. Cuando llega, no hay duda de que noche ha sido. En todo el año no hay una noche más propicia para la experiencia directa, o si se prefiere, para despertar.
El ayuno dura desde el amanecer hasta la puesta del sol y se rompe una vez el sol se ha puesto. El ayuno es total, absteniéndose también de las relaciones sexuales durante el mismo. Se sobreentiende además que el ayuno implica el control de la lengua y el temperamento. El ojo debe ayunar junto con los demás miembros, y el oído debe evitar escuchar lo desagradable. El impacto total del ayuno mensual es devastador, y sus efectos sobre la fantasía de solidez del nafs (ego, alma) son extremos. Lo que hace, por supuesto, es afectar a la totalidad básica de la ilusión del yo-separado mediante la ruptura del establecido patrón alimenticio adulto; esta ruptura, a su vez, propicia el recuerdo del patrón infantil. La resonancia producida por cualquier desequilibrio o temor contenidos en esta estructura de memoria básica, se libera con el ayuno resonando como un gong cuya reverberación había sido sofocada, y a la que ahora se permite vibrar hasta llegar al silencio. Es en consecuencia una apertura a la estructura total del nafs cuya diferenciación o “alteridad” emergió en la fase de la infancia, en la que el alimento implicaba dos cosas: por un lado, una unidad del yo y su entorno, pero que por otro, cuando el acto de comer cesaba, se retrasaba o era dado con ansiedad, producía separación, miedo o aislamiento. A la persona que comienza en el Camino, el Ramadán se manifiesta inevitablemente como el momento más difícil su nueva vida, pero si logra atravesarlo es, por las mismas razones, el de mayo recompensa.
Los ayunos voluntarios mencionado en los Hadices siguen el mismo patrón: hay ciertas fechas y días de los meses que están en armonía cósmica total con el acto del ayuno. El ayuno más elevado es el que rompe de forma más drástica con el patrón alimenticio: el ayuno de David (ayunar un día sí y otro no). Con este ayuno el yo se libera de la dependencia causada por la asunción de que el alimento procede del “exterior” al tiempo que, mediante el Corán, abre la mente que comienza a despertar, a la realidad de la Unidad. el ayuno nos abre a la Divina Compasión y a los Atributos Divinos de ar-Razzaq, el Proveedor, y al-Wahab, el Generoso.
No deberíamos eludir el estudio de la experiencia contenida en el ayuno. De nada sirve imaginar que sirve de base para algún tipo de experiencia “elevada” cuando precisamente la sabiduría del ayuno reside en el simple acto de separación que es el no comer. El ser humano manifiesta un vacío interior que se manifiesta en primer lugar como hambre o sed; una vez satisfecho, el yo experimentador en su dinámica energía “creadora de formas” traslada a continuación este vacío a la esfera emocional. La avidez de la persona se dirige entonces hacia el “otro”. Se come al otro. Primero la leche, luego la madre. Cuando el nafs se mueve hacia la imagen total del mundo, el apetito sale al exterior y pasa de la comida y el encuentro a cada uno de los niveles de la experiencia. La guerra y el afán de conquista no son más que el continuo devorar del niño insatisfecho. El Mensajero, la paz sea con él, había dicho que la madre, junto con la leche, le da al niño algo más: Sabiduría.
Hadith: «El ayuno es Mío»
Hay un Hadiz Qudsi, aquel en el que Allah habla en primera persona y a través del Mensajero, en el que Allah dice:
“El ayuno es mío”
El ayuno es la apertura hacia la Realidad, es cuando se funde lo sólido, se dispersan las nubes-cuerpo y aparece el sol-espíritu. Tú disminuyes, Él aumenta. Es un proceso que de forma bastante real lo reduce a uno celular y experimentalmente, hasta que la persona que ayuna es consciente de su propia existencia como algo fluido y ondulante en vez de fijo y delineado. No importa cómo haya cristalizado o se haya definido a sí mismo el yo ilusorio; el ayuno del Islam desmantela inmediatamente esa forma dando así comienzo a la apertura.
Fuente: Extractos de Libro ‘El camino de Muhammad‘, por el autor.