Por: Shayj Nuh Keller
La creencia en el destino consiste en saber que aquello que nos va a alcanzar no nos va a evitar, y aquello que nos evita no nos iba a alcanzar. A veces surge la pregunta: ¿por qué entonces las personas son responsables cuando Allah destina nuestros actos y los crea?
Desde el punto de vista de las verdades últimas, Allah es el «Creador de todo» (Corán 6:102). Pero desde el punto de vista de la experiencia humana, en primer lugar, Allah nos ha dado imperativos morales; en segundo, tenemos voluntad; y tercero, encontramos que en nuestra vida cotidiana tenemos que decidir sobre casi todo lo que hacemos antes de poder hacerlo. Hasta donde podemos ver, nuestras acciones surgen por libre elección.
Allah nos ha dicho que seremos juzgados por estas acciones, que nuestra alma eterna «tendrá a su favor lo que haya obtenido y en su contra lo que se haya buscado» (Corán 2:286), lo que indica que, aunque todas las acciones son creadas, la elección humana tiene un estado excepcional entre estas acciones y es una facultad genuinamente poseída por el alma. Sin embargo, no comprendemos con todos sus detalles la relación precisa entre el destino divino y la elección humana.
Esta no es razón en sí misma para dudar de la existencia del destino o de la elección humana, ya que hay muchas cosas de las que no conocemos todos los detalles, pero aún así no dudamos. Si examinamos las cosas que nos rodean, por ejemplo, descubrimos que nuestra ignorancia de la mayoría de ellas es mucho mayor que nuestro conocimiento, sin embargo, esto no es importante para usarlas en nuestras vidas. Desde cómo se fabrica el papel sobre el que escribimos, hasta las miles de reacciones moleculares separadas necesarias para producir incandescencia en una simple vela, hasta la relación entre nuestra biología celular y nuestro compañero más familiar, la conciencia humana; nuestra típica ignorancia de las cosas no nos impide beneficiarnos de ellas.
En cuanto al destino y la elección humana, sabemos lo suficiente como para beneficiarnos. Sabemos que Allah es el Dueño de todo lo que existe y que los eventos son sus creaciones. Pero esto no impide a nadie que le obedezca y se gane Su beneplácito. Experimentamos nuestras propias elecciones como libres y no obligadas, y Allah nos juzgará desde este punto de vista humano y experiencial: el contexto de obediencia, pecado, arrepentimiento y perdón, no desde un punto de vista divino del destino eterno al que no tenemos acceso
El conocimiento previo de Allah sobre nuestro destino puede compararse, en un ejemplo, con un maestro en un aula llena de estudiantes. Les ha estado enseñando todo el año, y, a pesar de esto, les pone un examen final; para que puedan ver por ellos mismos sus logros. Nadie tienen motivos para quejarse después de haber tenido la oportunidad de determinar su calificación final.
Debido a la forma en que experimentamos las cosas, nadie tiene una excusa o un caso contra Dios cuando Él ha enviado mensajeros proféticos diciéndonos lo que espera de nosotros, nos ha dado oídos para escuchar el mensaje y, finalmente, un intelecto con el que elegir el curso de nuestras vidas. Como muchas otras cosas que no entendemos completamente, sabemos lo suficiente sobre la elección humana, el bien y el mal para tomar decisiones exitosas.
Finalmente, la ocultación del destino no es solo una verdad, sino una bendición. Si la gente supiera de antemano el secreto completo de su destino, los hombres buenos se volverían complacientes y los hombres malos empeorarían. Que siga siendo un secreto es un motivo para sobresalir en las estaciones más altas posibles, mientras que saber que los asuntos ya han sido decididos nos da fuerza y fortaleza para lo que está más allá de nuestro poder.
Fuente: Seekers Guidance / Traducido y editado por Truth Seeker Es