Dios es más allá del tiempo

Dios es más allá del tiempo y tiene toda la eternidad para escuchar la fracción de segundo de la oración de un piloto mientras su avión se estrella en llamas.

Dios es más allá del tiempo y tiene toda la eternidad para escuchar la fracción de segundo de la oración de un piloto mientras su avión se estrella en llamas.

Por: C. S. Lewis

Dios es más allá del tiempo, puesto que no está afectado ni constreñido por este. Lo que fue ayer o lo que será mañana para nosotros, para Él no hay diferencia. 

Me gustaría abordar la dificultad que algunas personas encuentran con la idea de la oración. Un hombre me lo expresó diciendo: «Puedo creer en Dios, pero no puedo tragarme la idea de que Él atienda a varios cientos de millones de seres humanos que se dirigen a Él en el mismo momento». Y he descubierto que mucha gente siente esto.l

Lo primero que se debe notar es que toda la dificultad viene de las palabras en el “mismo momento”. La mayoría de nosotros podemos imaginar a Dios atendiendo a cualquier número de solicitantes si vinieran uno por uno y tuviera un tiempo infinito para hacerlo. Entonces, lo que realmente está detrás de esta dificultad es la idea de que Dios tiene que encajar demasiadas cosas en un mismo momento de tiempo.

Eso es, por supuesto, lo que nos pasa a nosotros. Nuestra vida nos llega momento a momento. Un momento desaparece antes de que llegue el siguiente: y hay espacio para muy poco en cada uno. Así es el tiempo. Y, por supuesto, usted y yo tendemos a dar por sentado que esta serie de tiempo, esta organización de pasado, presente y futuro, no es simplemente la forma en que la vida nos llega, sino la forma en que realmente existen todas las cosas. Tendemos a suponer que todo el universo y Dios mismo siempre se mueven del pasado al futuro tal como lo hacemos nosotros. Pero muchos hombres eruditos no están de acuerdo con esto. Fueron los teólogos quienes primero concibieron la idea de que algunas cosas no están en absoluto constreñidas en el tiempo: luego los filósofos se hicieron cargo, y ahora algunos científicos están haciendo lo mismo.

Es seguro que Dios no está constreñido por el tiempo. Su vida no consiste en momentos que se suceden. Si un millón de personas le rezan a las 10:30 de esta noche, no necesita escucharlas en ese pequeño fragmento que llamamos 10:30. Las 10:30 – y cualquier otro momento desde el comienzo del mundo – siempre es presente para Él. Si prefieres decirlo de esa manera, Él tiene toda la eternidad para escuchar la fracción de segundo de la oración de un piloto mientras su avión se estrella en llamas.

Esto es difícil, lo sé. Déjadme intentar ilustrarlo con algo, no lo mismo, pero con algún parecido. Supongamos que estoy escribiendo una novela. Escribo «Mary dejó su trabajo; ¡al momento siguiente llamaron a la puerta!» Para Mary, que tiene que vivir en el tiempo imaginario de mi historia, no hay intervalo entre dejar el trabajo y escuchar el golpe. Pero yo, que soy el creador de Mary, no vivo en ese tiempo imaginario. Entre escribir la primera mitad de esa oración y la segunda, podría sentarme durante tres horas y pensar constantemente en Mary. Podía pensar en Mary como si fuera el único personaje del libro y durante el tiempo que quisiera, y las horas que pasé en eso no aparecerían en el tiempo de Mary (el tiempo dentro de la historia).

Esta no es una ilustración perfecta, por supuesto. Pero puede dar una idea de lo que creo que es verdad. Dios no tiene prisa por la corriente del tiempo de este universo más de lo que un autor se apresura en el tiempo imaginario de su propia novela. Él tiene una atención infinita para cada uno de nosotros. Estás tan solo con Él como si fueras el único ser que Él ha creado.

La forma en que se desgrana mi ilustración es la siguiente. En esta, el autor sale de una serie temporal (la de la novela) solo al entrar en otra serie temporal (la real). Pero Dios, creo, no vive en una serie temporal en absoluto. Su vida no ocurre yendo de un momento a otro, como la nuestra. Con Él es, por así decirlo, todavía es 1920 y ya es 1960. Porque su vida es Él mismo.

Si imaginas el Tiempo como una línea recta a lo largo de la cual tenemos que viajar, entonces debe representar la página completa en la que se dibuja la línea. Llegamos a las partes de la línea una por una: tenemos que dejar atrás A antes de llegar a B, y no podemos llegar a C hasta que dejemos atrás a B. Dios, desde arriba o desde afuera o alrededor, contiene toda la línea y lo ve todo.


Fuente: Time and Beyond Time / Traducido con modificaciones editoriales por Truth Seeker Es

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