Por: Siham Ferdaws
A veces percibimos el dolor ajeno como algo minúsculo; sin sentido y “¡qué tontería!”.
Y es que, almas con vida, no es tontería ver a alguien llorar, entristecerse, agobiarse, molestarse por algo que ante tus ojos es lo más insignificante de la vida. Y entiendo, y tú entiendes, que hay mayores dolores de los que preocuparse que “padecer de lo insignificante que padecen”.
Pero has de entender, válgase bien la redundancia de entender, que cada alma lleva una guerra por dentro. Una lucha que sólo Allah conoce. Que cuando lloran, entristecen, abruman, aterrorizan… no lo hacen por “una tontería” sino por un iceberg de obstáculos y pruebas que llevan oculto, y que día a día intentan superar. A veces no es “la gota que colma el vaso” sino el vaso que nos colmó la vida. Ni la página que nos rompió sino el libro que nos destrozó.
No somos nadie para gritar o susurrar que un dolor es menos dolor que el de otro. No tenemos poder para pisar lo que agrieta y quema a quienes esperan tirarse al vacío. Un dolor es dolor sólo para quienes lo padecen.
Olvidamos que las pieles ajenas son mundos donde discurren caminos que en algún momento quizás la vida nos los haga recorrer a nosotros.
Olvidamos que el Islam nos enseñó a ser una cura, a ser apoyo, a acompañar a quienes sufren para superar ese duelo oculto ante nuestros ojos pero que ante Allah es grande. Nos enseñó a ser respiro para quienes lo necesitan y silencio cuando no podamos ser beneficio. El Corán no dice:
Los creyentes son, en realidad, hermanos; reconciliad pues a vuestros hermanos y temed a Allah para que se os pueda dar misericordia. (Corán, 49:10)
Los creyentes y las creyentes son amigos aliados unos de otros, ordenan lo reconocido como bueno y prohíben lo reprobable, establecen el salat, entregan el zakat y obedecen a Allah y a Su mensajero. A éstos Allah les hará entrar en Su misericordia; es cierto que Allah es Poderoso, Sabio. (Corán, 9:71)
Por favor, tratemos con compasión, empatía; miremos desde las almas, desde el interior de las pieles. Tratemos a los demás como deseamos que se nos trate en “Yaum al-qiyamah” (Día de Juicio Final).
Pues ciertamente:
¿Acaso el bien no es recompensado con el bien? (Corán, 55:60)
Y cuán Maravilloso y Misericordioso es Allah que nos siente en cada dolor; nos siente tanto que hizo hasta en un pinchazo de espina expiación para nuestros pecados.
Dijo Muhammad, la paz sea con él: “Ninguna fatiga, enfermedad, angustia, preocupación, dolor o perjuicio le sucede al musulmán, ni siquiera el pinchazo de una espina, sin que Dios le expíe algunos pecados por ello”.
Fuente: VerIslam