Por: Equipo Editorial
(El gran arquitecto otomano Mimar Sinan 2/2 aqui)
Las Mezquitas Sehzade y Suleymaniye de Mimar Sinan
En 1543, uno de los hijos del Sultán Sulayman, Príncipe Mehmed, murió a los 21 años de viruela. Sulayman insistió en construir una gran mezquita en su honor y que serviría a la comunidad local de Estambul. Esta fue la primera oportunidad que tuvo Sinan para construir una gran mezquita.
Durante los cuatro años consecutivos, Sinan trabajó en lo que se llamaría la Mezquita de Sehzade (La mezquita de los Príncipes). Cuando estuvo terminada se convirtió en un punto emblemático de la ciudad como una de sus principales mezquitas. A parte de una mezquita, también incluía un complejo que tenía una escuela, un comedor social, un lugar para que durmieran los viajeros y la tumba del Príncipe Mehmed. Sultán Sulayman se quedó muy satisfecho, pero Sinan no consideró el trabajo como una obra maestra e insistió en que él podía hacerlo mejor.
La segunda gran mezquita de la que se encargó Sinan fue para el propio Sultan Suleyman. El Sultán quiso otra mezquita en Estambul, esta llevaría su nombre para así poder acumular los buenos actos de los musulmanes que rezarían en ella mucho después de su muerte. Quería que fuese un elemento central en la silueta urbana de la ciudad, mostrando así la superioridad y esplendor del Islam. Eligieron un espacio en la cima de una colina cerca del Cuerno de Oro. En esta ubicación la mezquita se podría divisar a millas.
La mezquita tardó 7 años en construirse. Dice la leyenda que cuando se pusieron los cimientos y antes de empezar a construir la mezquita, Sinan desapareció por 5 años. Sultán Suleyman furioso preguntaba por la desaparición de su arquitecto favorito. Después de 5 años Sinan regresó a Estambul y explicó al Sultán que el edificio iba a ser de tan grande que los cimientos debían de asentarse en la tierra durante 5 años antes de poder comenzar la edificación.
Cuando se terminó la mezquita en 1557, fue considera una verdadera obra maestra. No había otra mezquita en Estambul que tuviese tanto espacio interior, la altura o los complejos detalles que la Mezquita Suleymaniye. Con sus cuatro minaretes estrechos y altos y los 50 metros de altura de su cúpula, era verdaderamente el no va más en arquitectura e ingeniería.
Alrededor de la mezquita se construyó un hospital, baños públicos, una biblioteca, un comedor, varias escuelas de Corán, una escuela para aprender hadith, y una escuela de primaria. Es también parte del complejo un cementerio en el que está enterrado Sultán Suleyman.
Dentro de la mezquita, los arcos de colores rojos y blancos evocaban a la arquitectura musulmana en España, que en este punto no era más que un recuerdo. En medio de la mezquita, una gran lámpara de araña colgaba justo encima de las cabezas de los creyentes. Como ejemplo de ecología y ahorro, Sinan instaló unas ventanas especiales en la mezquita; tenían una pantalla que atrapaban el hollín de las velas que alumbraban la mezquita. De esta manera, se evitaría la contaminación del exterior y el hollín se convertiría en tinta que podría ser usada por los calígrafos. El interior no tiene los complejos diseños que poseen otras mezquitas de la ciudad, es por eso que su belleza se caracteriza por la simplicidad, siendo a la vez muy elegante. El patio de la mezquita tiene azulejos de Iznik en los que se puede visualizar el Ayat al-Kursi.
Aunque cueste creerlo, a pesar de la belleza y majestuosidad de esta mezquita, Mimar Sinan creía que podía hacerlo aún mejor.