Por: Shaij Hamza Yusuf
Los seres humanos han sido creado en etapas, afirma el Corán, y continúan sus vidas a través de una serie de movimientos que conducen inevitablemente a una de las dos moradas: el Jardín o el Fuego.
La muerte, como el nacimiento, es solo una en una serie de etapas que conducen a nuestro destino final. La salida de este mundo inferior y temporal ocurre a través de la muerte, que es el cese de lo que experimentamos como vida biológica. El Corán dice:
Toda alma probará la muerte. Y el Día del Levantamiento se os pagará cumplidamente la retribución que os corresponda. Quien sea alejado del Fuego e introducido en el Jardín, habrá triunfado. La vida de este mundo no es sino el disfrute engañoso de lo que se acaba. (La familia de Imran, 3:185).
Varios versículos del Corán nos recuerdan que la próxima vida es, de hecho, la vida real. Por ejemplo:
La vida del mundo no es sino juego y distracción, la verdadera vida es la morada de la Última Vida, si supieran. (La Araña, 29:64).
Además, se expresa censura de quienes prefieren esta vida a la próxima, que buscan lo perecedero sobre lo permanente. El Corán considera que esta preferencia por lo temporal sobre lo eterno es un estado delirante que se disolverá rápidamente en remordimientos cuando la realidad de la muerte nos abrume al ocurrir:
La rivalidad por tener más os mantiene ocupados hasta que visitáis los cementerios. (La Rivalidad, 102:1-2)
Habías estado descuidado de esto y ahora te hemos quitado el velo de manera que tu vista, hoy, es aguda. (50:22; este versículo se refiere al despertar al que se refirió el Profeta en el hadiz citado anteriormente).
Ali ibn Abi Talib, el primo del Profeta y el cuarto califa del Islam, está asociado con el dicho profético: «La gente está dormida y cuando muere, se despierta». Este despertar inicial ocurre en el momento en que el Ángel de la muerte, que se conoce como Izrail (Azrael), visita a una persona. El Profeta explicó que Izrail se apodera de todas las almas en otra dimensión de la realidad; esto le permite estar en todos los diversos tiempos terrenales señalados en su propio tiempo celestial, que se experimenta aquí como el momento de la muerte de una persona en particular. El Corán dice:
Di: El ángel de la muerte, que está encargado de vosotros, os tomará, luego volveréis a vuestro Señor. (32:11).
La palabra usada en este verso, tawaffa, que es otra palabra para «causar la muerte»; el término más común es yumit, del cual se deriva el Nombre Divino al-Mumit («El que causa la muerte»). La raíz del verbo tawaffa es wafa, que significa «cumplir, permanecer fiel, pagar una deuda, recompensar». En este verso en particular, tawaffa significa «recibir o tomar para uno mismo», que viene a decir «Dios recibe la alma de quien muere ”. En otras palabras, Dios nos hace morir y luego nos recibe para recompensarnos por nuestras acciones en la tierra.
Como explica el Corán, las personas experimentan el momento de su muerte individual de manera diferente de acuerdo con la forma en que vivieron. Para los creyentes que han llevado una buena vida, la transición de la vida a la muerte es de facilidad y reposo. El dicho cristiano tradicional, «El que vive bien muere bien», tiene su equivalente árabe exacto.
De acuerdo con las enseñanzas islámicas, en el momento de la muerte, los ángeles se dirigen a los creyentes:
No temáis ni os entristezcáis y alegraos con la buena nueva del Jardín que se os había prometido.(Se han expresado con claridad, 41:30).
En cuanto a los incrédulos, los ángeles les arrebatan las almas. El Corán declara:
Y si vieras cuando sean arrebatadas las almas de los que se niegan a creer y los ángeles les golpeen en la cara y en la espalda y prueben el castigo del Hariq… (Los botines de guerra, 8:50; cf. 6:93).
Los malhechores suplicarán que se les dé una segunda oportunidad, como dice el Corán, hasta que, cuando la muerte llega a uno de ellos, dice:
Y cuando le llegue la muerte a uno de ellos, entonces dirá: Señor déjame volver para que pueda actuar con rectitud en lo que descuidé. Pero no, sólo son palabras que dice. Ante ellos habrá un período intermedio hasta que llegue el día en que sean devueltos a la vida. (Los Creyentes, 23: 99-100).
Fuente: Extracto del ensayo ‘Death, dying and the afterlife in the Quran’, por el mismo autor