Por: Redacción
La Hayy (peregrinación) es uno de los principales eventos anuales únicos en el mundo musulmán. Cada año, más de dos millones de peregrinos viajan de todas partes del mundo para reunirse en La Meca, en el Reino de Arabia Saudita, para realizar el Hayy; y aquellos musulmanes que no están haciendo el Hayy en un año en particular, generalmente marcan, o al menos reconocen la ocasión, de alguna manera especial, desde donde sea que vivan.
La historia del Hajj y las diferentes prácticas religiosas asociadas con ella, junto con la gran participación de los peregrinos y su importancia para las vidas de los musulmanes, hacen que el Hajj sea un fenómeno sobre el que valga la pena reflexionar e investigar sus principales aspectos.
El Hayy como práctica religiosa se remonta a unos cuatro mil años, cuando el Profeta Ibrahim (Abraham) y Ismail (que la paz y las bendiciones sean con ellos) construyeron la Kaaba en La Meca. Allah dice en el Corán:
Y cuando Ibrahim e Ismail erigieron los fundamentos de la Casa: ¡Señor, acéptanoslo! Tu eres Quien oye, Quien sabe. (La Vaca, 2:127)
Ibrahim, que la paz sea con él, recibió la orden de llamar a la gente a la Casa de Allah como en el siguiente mandato del Corán:
Y cuando preparamos para Ibrahim el lugar de la Casa: No asocies nada conmigo, purifica Mi casa para los que dan vueltas alrededor de ella y los que rezan en pie, inclinados y postrados. Y llama a la gente a la Peregrinación, que vengan a ti a pie o sobre cualquier montura, que vengan desde cualquier remoto camino. (La Peregrinación, 22:26-27)
Los rituales de Hajj tomaron su forma final tal como los conocemos hoy, y se hizo obligatorio para todos los musulmanes emprender la peregrinación al menos una vez en sus vidas.
Las principales condiciones para realizar el Hajj son: ser musulmán, haber alcanzado la pubertad, estar cuerda y tener capacidad física y financiera. Este Wajib (deber religioso) se basa en un claro mandato en el Corán:
Los hombres tienen la obligación con Allah de peregrinar a la Casa, si encuentran medio de hacerlo. Y quien se niegue… Ciertamente Allah es Rico con respecto a todas las criaturas. (La Familia de Imran, 3:97)
En la Sunnah, hay varios Hadices auténticos en los que el Profeta Muhammad, que la paz sea con él, reiteró este entendimiento del Corán que ordena a los musulmanes realizar el Hayy. Por ejemplo, dijo:
«Oh gente, Allah os ha hecho obligatorio el Hajj; así que realizar el Hayy «. (Sahih Muslim)
El Profeta Muhammad también instó a los musulmanes a emprender el Hayy tan pronto como fuesen capaces, tanto física como económicamente, y advirtió de las graves consecuencias si no lo hacían, diciendo:
«Quien tenga las provisiones y los medios para ir a la Casa de Allah y no hace el Hayy, entonces no importa si muere como judío o como cristiano. Eso es porque Allah dijo en Su Libro: Y el Hajj a la Casa es un deber que la humanidad le debe a Allah, para quien sea capaz de realizar el viaje». (Tirmidhi)
La advertencia y el consejo del Profeta se derivan de su amor por los creyentes y su compromiso de guiarlos por el camino correcto para agradar a Allah. Este hadiz también refleja su sabiduría, en el conocimiento de que durante sus vidas, la gente puede estar demasiado ocupada, o demasiado frágil e incapaz, o puede desaparecer en cualquier momento, por lo tanto su recomendación de realizar el Hayy lo más pronto posible en la vida.
De los Hadices y su biografía se desprende claramente que el Profeta Muhammad realizó el Hayy solo una vez después de la Hégira (migración de La Meca a Medina). Su Hayy se hizo conocido como la Peregrinación de Despedida. La gran importancia de este Hajj y de su Discurso de despedida es doble: (i) educar a los musulmanes sobre la práctica correcta del Hayy y (ii) establecer los principios fundamentales que, si se siguen correctamente, mantendrán a la comunidad musulmana segura, unida y fuerte.
Entre los principios universales más importantes que el Profeta, que la paz sea con él, nos dejó se encuentran la necesidad de tratar a los demás como uno quisiera que lo tratasen, en relación con la sangre/vida humana, el dinero/propiedad y el honor/dignidad. El Profeta, la paz sea con él, dijo:
Todas las cosas de un musulmán son inviolables para su hermano en la creencia: su sangre, su riqueza y su honor. (Sahih Muslim)
Si bien es sabido que el Hayy, como un acto obligatorio de culto, tiene rituales que deben realizarse durante un mínimo de cinco días, entre el ocho y el doce del mes de Dhul Hijjah, es importante enfatizar que el Hayy es no solo estos días designados, sino toda una estación de adoración. Sabemos esto del Corán, donde Allah dice:
La Peregrinación debe hacerse dentro de meses determinados. (La Vaca, 2:197)
Y de hecho muchos eruditos de Hadiz y Tafsir (exégesis del Corán) concuerdan en que este período de adoración comienza inmediatamente después del mes de Ramadán el 1 de Shawal (el décimo mes del calendario lunar islámico) y continúa durante el mes de Dhul Al-Qaeda (el 11° mes) hasta el décimo día de Dhul Hiyá (el 12° mes). Este período prolongado (que dura dos meses y diez días) tiene por objeto dar a los peregrinos tiempo suficiente para prepararse para su viaje en términos de sus circunstancias financieras, sociales y espirituales.
Es interesante notar que el Corán en realidad no nombra estos meses per se. Los eruditos piensan que esto se debe a que estos meses ya eran bien conocidos por la comunidad árabe y las tribus de la era preislámica. De hecho, existe una fuerte correlación y superposición entre los meses del Hajj y los Meses Sagrados (al-Ashhur al-Hurum): el Corán estipula que el calendario lunar islámico consiste en doce meses, cuatro de los cuales son sagrados. El Profeta Mahoma confirmó los nombres de los cuatro Meses Sagrados como: (i) Muharram (el primer mes); (ii) Rajab (el 7° mes), (iii) Dhul Qaedah (el 11° mes) y (iv) Dhul Hijjah (el 12° mes).
Tradicionalmente, dentro de las comunidades y tribus árabes preislámicas, estos meses ya se observaban como períodos de no violencia y esta práctica pacífica continuó después del establecimiento del Islam, dado que la guerra, las luchas y los conflictos, de hecho cualquier tipo de violencia, está prohibida durante los meses sagrados. Esto, en su mayor parte, ha sido observado por los peregrinos hasta el día de hoy. Una de las sabidurías divinas de la legislación de los Meses Sagrados en relación con el Hayy es facilitar el establecimiento de un espacio seguro para que los peregrinos puedan permanecer centrados y atentos, realizando su adoración adecuadamente durante el tiempo que estén en La Meca; y luego, también con tranquilidad y seguridad, regresen a sus familias y países de origen.
El Hajj Mabrur (válido y aceptado)
El concepto de Hajj mabrur (peregrinación bendita y aceptada) es esencial para la percepción de los musulmanes en general y de los peregrinos en particular. También es central en esta reflexión socio-ética y, por lo tanto, vale la pena examinarlo más de cerca. En muchos hadices auténticos, el Profeta Muhamamd dijo que la recompensa del Hajj Mabrur no es más que el paraíso y que todas las faltas anteriores fuesen perdonados. Esta gran recompensa y otros beneficios de la peregrinación, tal vez, constituyen la mayor motivación para que muchos musulmanes realicen repetidamente el Hajj y la Umrah.
El primer y más importante criterio del Hajj mabrur es la intención de realizar el Hayy sinceramente y solo por Allah. Por lo tanto, los peregrinos musulmanes deben tomar todas las medidas necesarias para mantener este acto de adoración entre ellos y su Señor; y evitar todo lo ostentoso hablando o actuando de una manera que pueda corromper su intención y empañar o invalidar su adoración. De acuerdo con la palabra de Allah
Y llevad a cabo la Peregrinación y la Visita que hacéis por Allah, en su integridad. (La Vaca, 2:196)
Por esta razón es preferible no debemos ser ostentosos cuando tenemos la opción de realizar el Hajj, ni en nuestra partida ni en nuestro regreso, sino ser conscientes de que el hecho de que seamos capaces de llevarlo a cabo no es sino una regalo de Allah para con nosotros, por Su generosidad, y no porque nosotros seamos especiales o nos lo merezcamos.
Tanto las celebraciones antes de partir como a la hora del regreso están permitidas y podrían incluso ser recomendables. Estas vienen de la tradición de que el Hajj, hasta hace no muchos años, era un viaje arduo, largo y peligroso del que la gente no sabía si regresaría. Hoy en día, a pesar de que el Hajj sigue manteniendo una gran parte de su dureza, muchas de las dificultades asociadas antiguamente a este han sido eliminadas.
También hemos de ser cuidadosos de no malgastar nuestro tiempo mientras estamos allí con demasiado contacto con las redes sociales ni en hacer fotos y selfies, sino centrarnos en la razón a la que hemos ido: adorar a Allah. Siempre habrá tiempo al regreso de contar todas la historias y de enseñar las fotos.
Por lo tanto, un parte esencial del Hajj mabrur, es mantener la humildad y no ser ostentosos con ello, para así mantener nuestra sinceridad de intención, y mantener la concentración durante todo el tiempo.
Otro aspecto esencial del Hajj mabrur es la integración armoniosa entre el Fiqh (legal) y los requisitos éticos del Hajj. Para algunos esta integración es mínima, porque desafortunadamente algunos peregrinos prestan más atención a los aspectos legales, como con qué vestirse, cómo llevar a cabo ciertos rituales, cómo rectificar errores, etc., y pasan por alto el aspecto ético por completo.
El Corán y la Sunnah enseñan que el compromiso ético para alcanzar el Hajj mabrur comienza el primer día de la temporada del Hajj. Esto significa que los peregrinos musulmanes deben estar más atentos y comprometidos con los valores éticos del Islam, particularmente durante esta temporada, y deben evitar las cualidades destructivas y el comportamiento que nos conduce a las faltas, como la obscenidad, la malicia y la discusión. Allah ordena:
La Peregrinación debe hacerse dentro de meses determinados; el que, dentro de este periodo de tiempo, se comprometa a peregrinar, deberá abstenerse, mientras dure la Peregrinación, de tener trato sexual, de transgredir y de disputar. El bien que hagáis, Allah lo conoce. Y llevad provisiones, aunque la mejor provisión es el temor (de Allah). Así pues guardaos, vosotros que entendéis la esencia de las cosas. (La Vaca, 2:197)
Este versículo fue revelado después del versículo legislativo del Hayy y estaba destinado a corregir los rituales del Hajj y limpiar la práctica de esta obligación de las costumbres de la era preislámica (Jahiliya) y también de las herejías (bida’).
Otros mandamientos en esta dirección, particularmente la prohibición de que los politeístas y los peregrinos desnudos realizaran el Hajj, fueron claramente expresados por el Profeta Muhammad, que la paz sea con él, según lo narrado por Abu Huraira. Él dijo:
«En el año anterior al último Hayy del Profeta, que la paz sea con él, cuando el Mensajero de Allah hizo a Abu Bakr el líder de los peregrinos, este último (Abu Bakr) me envió en compañía de un grupo de personas a hacer un anuncio público: ‘Ningún asociador puede realizar el Hayy después de este año, y ninguna persona desnuda puede realizar el Tawaf de la Ka`ba'». (Sahih Bujari)
Habiendo resaltado esto, es importante reiterar que alcanzar la Taqwa (piedad y temar a Allah) es el objetivo más elevado del Hayy. Taqwa generalmente se percibe como la esencia de todos los actos de adoración en el Islam y siempre se correlaciona con el buen carácter. En este contexto, connota rectitud y conducta correcta durante el Hajj. Esto también es apoyado por algunas enseñanzas del Profeta Muhammad, tales como:
«Quien realiza el Hayy buscando complacer a Allah y no tiene relaciones sexuales con su esposa, y no hace el mal o comete faltas, entonces regresará (después del Hajj) libre de todas las faltas como si hubiera nacido de nuevo». (Bujari y Muslim)
Entre las características más de las enseñanzas éticas de la Peregrinación están la mejora espiritual y los valores éticos aprendidos o revividos durante el viaje. Por ejemplo, los peregrinos aumentan el valor de la hermandad y la solidaridad al reunirse y vivir con sus hermnos musulmanes de diferentes países, orígenes étnicos y culturales. Esta es una oportunidad para aprender más sobre las vidas de los demás, nuestras preocupaciones, problemas, desafíos y nuestras historias de éxito, y así facilitar el establecimiento de buenas relaciones a fin de apoyarnos de una mejor manera mutuamente durante los tiempos difíciles y los felices en el futuro.
Los peregrinos también aprenden o resucitan el valor de la igualdad y la equidad de género mediante los rituales que todos deben realizar de igual manera y también por la vestimenta similar (túnicas/telas blancas) que están obligados a usar independientemente de su género (masculino o femenino), etnicidad (árabe o no árabe), edad (joven o mayor), socio-económico (pobre o rico, educado o sin educación) o estatus político (en una posición de influencia o no).
También se les recuerda a los peregrinos que defiendan los buenos valores tales como la paciencia, la disciplina, el respeto y la tolerancia mientras realizan los rituales prescritos juntos de una forma precisa y sin peleas ni indecencia, sino siendo dignos, amables y tolerantes entre sí.
La Meca, y particularmente el área que rodea inmediatamente a la Ka’bah, pueden llenarse mucho durante los días del Hajj y no hay duda de que el contacto físico y la intrusión en el espacio personal ocurre, con algunos peregrinos siendo provocados e incluso respondiendo violentamente verbal o físicamente. Por lo tanto, el Hajj es una prueba real de aquellos valores que constituyen un buen carácter especialmente, como hemos dicho anteriormente, la paciencia y el autocontrol, la humildad, la fraternidad y la tolerancia: ¡es una verdadera escuela de ética social aplicada!
En conclusión, al comprender la esencia y los objetivos más elevados del Hajj, su profunda raíz en la historia de las religiones monoteístas, y emprendiendo sus actos con absoluta sinceridad, los peregrinos se revitalizan espiritualmente, y recuerdan la necesidad de un comportamiento correcto y bueno. Estas son parte de las enseñanzas ética de la Peregrinación.
Es a través de esto que finalmente recordamos el mensaje esencial de que el Islam no es una creencia, sino también una forma de vida completamente equilibrada, una forma de practicar una vida virtuosa y, a su vez, plenamente satisfactoria, en la paz de Dios.