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أكاديمية سبيلي Sabeeli Academy

Siete razones de un científico para creer en Dios

El científico Mr. A. Cressy Morrison

El científico Mr. A. Cressy Morrison

Por: Mr. A. Cressy Morrison

Este artículo de Mr. A Cressy Morrison, ex presidente de la Academia de las ciencias en Nueva York, fue publicado por primera vez en el “Reader’s Digest” (Enero de 1948); después de esto, por recomendación del Profesor C. A. Coulson, F. R. S., profesor de matemáticas en la Universidad de Oxford, fue republicado en el “Reader’s Digest” una vez más en 1960. Muestra cómo la ciencia obliga a los científicos a reconocer la necesidad de una Creador Supremo.

A pesar del tiempo transcurrido y los avances científicos llevados a cabo, todavía estamos en los albores de la ciencia, y cada nueva luz no hace sino iluminar de forma más brillante el trabajo de un Creador inteligente. En los 90 años que han pasado desde Darwin hemos hecho grandes descubrimientos; con un espíritu de ciencia humana y creencia basada en el conocimiento nos acercamos cada vez más cerca de ser conscientes de Dios. Yo cuento siete razones para mi creencia:

Primera

Por indudable ley matemática podemos probar que nuestro universo fue diseñado y ejecutado por una gran inteligencia ingeniera. Supongamos que pones diez monedas, marcadas del uno al diez, en tu bolsillo y las mezclas bien. Ahora trata de sacarlas en una secuencia de uno a diez, devolviendo la moneda cada vez y agitandolas todas de nuevo. Matemáticamente sabemos que la probabilidad de que saques primero el número uno es una entre diez; que saques el uno y el dos seguidos, una de cada 100; de que saques el uno, dos y tres seguidas, una de cada mil, y así sucesivamente; la probabilidad de que sacases todas las monedas en orden del uno al diez, alcanzaría la cifra increíble de una posibilidad entre diez mil millones. Por este mismo razonamiento, son tantas las condiciones necesarias para la vida en la tierra que no podrían existir en relación apropiada por casualidad.

La Tierra gira sobre su eje a mil millas por hora; si fuese a cien millas por hora, nuestros días y noches serían diez veces más largas de lo que son ahora. Si esto fuese así el calor del sol quemaría toda la vegetación durante el día, mientras que en la larga noche cualquier brote sobreviviente se congelaría. Una vez más, el sol, fuente de nuestra vida, tiene una temperatura de 12.000 grados Fahrenheit, y nuestra tierra está a la distancia justa para que este «fuego eterno» nos caliente lo suficiente pero no demasiado. Si el sol despidiese la mitad de su radiación actual, nos congelariamos, y si se fuese la mitad más, nos asaríamos. La inclinación de la tierra, en un ángulo de 23 grados, nos da las estaciones, y si no estuviese inclinada, los vapores del mar se moverían hacia el norte y el sur, acumulando el hielo. Si la luna estuviese, por ejemplo, sólo a 50 mil millas de distancia en lugar de su distancia real, nuestras mareas serían tan grandes que dos veces al día todos los continentes serían sumergidos; incluso las montañas pronto se erosionarían. Si la corteza de la tierra hubiese sido sólo diez pies más gruesa, no habría oxígeno, sin el cual la vida animal no puede existir. Si el océano hubiese sido unos pies más profundo, el dióxido de carbono y  el oxígeno habría sido absorbido y no podría existir la vida vegetal. O si nuestra atmósfera hubiese sido un poco más delgada, algunos de los meteoritos, que ahora se queman en el espacio por cientos cada día, se estarían estrellando en todas las partes de la tierra, iniciando fuegos en todos lados. Debido a esto, y a multitud de otros ejemplos, no hay una posibilidad entre millones que la vida en nuestro planeta sea un accidente.

Segunda

El ingenio de la vida para llevar a cabo su propósito es una manifestación de la inteligencia que todo lo penetra. Lo que la vida misma es nadie lo has desentrañado. No tiene peso ni dimensiones, pero tiene fuerza; una raíz que crece agrietará una roca. La vida ha conquistado el agua, la tierra y el aire, dominando los elementos, obligándolos a disolverse y a reformar de sus combinaciones. La vida, escultora, da forma a todos los seres vivos; como un artista diseña cada hoja de cada árbol y colorea cada flor. La vida es un músico y hace que cada pájaro cante sus canciones de amor; los insectos se llaman entre sí en la música de sus sonidos multitudinarios. La vida es un químico sublime, que da sabor a frutas y especias, y perfume a la rosa que cambia agua y ácido carbónico en azúcar y madera, y, al hacerlo, libera oxígeno para que los animales pueden tener el aliento de vida.

He aquí una gota de protoplasma casi invisible, transparente y gelatinosa, capaz de moverse, tomando la energía del sol. Esta única célula, esta gotita transparente en forma de neblina, tiene dentro de sí el germen de la vida, y tiene el poder para distribuir esta vida a todo ser vivo, grande y pequeño. Los poderes de esta gotita son mayores que nuestra vegetación, animales y personas, puesto que toda la vida viene de ella. La naturaleza no creó la vida; rocas mezcladas con fuego y un mar sin sal no pueden cumplir con los requisitos necesarios. ¿Quién, entonces, la ha puesto aquí?

Tercero

La sabiduría de los animales habla irresistiblemente de un Creador bueno que infunde instinto en pequeñas criaturas, que estarían indefensas de otro modo. El salmón joven pasa años en el mar, luego regresa a su propio río; y viaja hasta el mismo lado del río en el que fluye el afluente en el que nació ¿qué le lleva de nuevo de manera tan precisa? Si lo cambias a otro afluente sabrá al instante que está fuera de su curso y peleará su camino hacia abajo y de nuevo a la corriente principal y luego se volverá contra la corriente para terminar en su destino con mayor precisión.

Aún más difícil de resolver es el misterio de anguilas. Estas criaturas asombrosas migran cuando alcanzan la madurez de todos los estanques y ríos de todo el mundo -las de Europa recorriendo miles de millas de océano- todas con destino a las mismas profundidades abismales cerca de las Bermudas. Allí se reproducen y mueren. Las crías, sin forma aparente de saber nada, salvo que se encuentren en un desierto de agua, encuentran su camino de vuelta no solo a la orilla misma de la que su padres llegaron, sion que de ahí a los ríos, lagos o estanques -para que cada masa de agua siempre tenga anguilas.

Ninguna anguila americana ha sido jamás atrapado en Europa, y ninguna anguila europea en aguas americanas. La naturaleza incluso ha retrasado la madurez de la anguila europea por un año o más para compensar su viaje más largo ¿de dónde surge el impulso que dirige esto?

Una avispa dominará un saltamontes, cavará un agujero en la tierra, picará al saltamontes exactamente en el lugar correcto para que no muere sino que se quede inconsciente y viva como una forma de carne en conserva. A continuación, la avispa pondrá sus huevos convenientemente para que sus hijos, cuando salgan del cascarón, pueden picar sin matar el insecto del que se alimentan, les carne muerta les sería fatal. La madre entonces vuela a otro lugar y muere; nunca verá a sus crías. Sin duda, la avispa debe haber hecho todo esto correctamente la primera vez y cada vez, o de lo contrario no habría ninguna avispa. Tales técnicas misteriosos no pueden ser explicados por la adaptación; fueron concedidas.

Cuarta

El hombre tiene algo más que instinto animal -el poder de la razón. Ningún otro animal ha dejado alguna vez un registro de su capacidad de contar hasta diez o incluso de comprender el significado de ‘diez’. Mientras que el instinto es como una sola nota de una flauta, hermosa pero limitada, el cerebro humano contiene todas las notas de todos los instrumentos de la orquesta. No hay necesidad de extenderse sobre este cuarto punto; gracias a la razón humana podemos contemplar la posibilidad de que somos lo que somos sólo porque hemos recibido una chispa de Inteligencia Universal.

Quinta

La provisión para todo lo vivo se revela en fenómenos que conocemos hoy en día, pero que Darwin no sabía -tales como las maravillas de los genes. Estos genes son tan minúsculos que, si todos los que son responsables de todas las personas que viven en el mundo se pusieran en un solo lugar, cabrían en menos de un dedal. Sin embargo, estos genes ultra microscópicos y sus compañeros, los cromosomas, habitan en todas las células vivas y son las claves absolutas a todas las características humanas, animales y vegetales. Un dedal es un lugar pequeño en el que poner todas las características individuales de dos mil millones de seres humanos. Sin embargo; los hechos están fuera de toda duda. Pues bien, ¿cómo guardan los genes toda la herencia normal de una multitud de ancestros y preservan la psicología de cada uno en un espacio tan pequeño? Aquí comienza la evolución realmente -en la célula, la entidad que posee y lleva los genes. Cómo unos cuantos millones de átomos, encerrados como un gen ultra-microscópico pueden ser responsables de absolutamente todo en la tierra, es un ejemplo de profunda astucia y disposición que solo podría emanar de una inteligencia creativa -no hay otra hipótesis que sirva.

Sexta

Por la economía de la naturaleza, nos vemos obligados a darnos cuenta de que sólo la sabiduría infinita podía haber previsto y preparado con tanta astucia. Hace muchos años, una especie de cactus fue plantado en Australia como una valla de protección. Al no tener enemigos naturales en Australia el cactus pronto comenzó un crecimiento prodigioso; la abundancia alarmante continuó hasta que las plantas cubrían un área tan larga y ancha como Inglaterra, haciendo incluso que muchos habitantes tuviesen que salir de pueblos e invadiendo granjas. Los entomólogos recorrieron el mundo buscando una defensa; finalmente, encontraron un insecto que se alimentaba exclusivamente de cactus, y no come nada más. Podría criar libremente ya que no tenía enemigos en Australia. De esta forma el insecto pronto conquistó al vegetal y hoy en día la plaga de cactus se ha retirado, y con ello también ha disminuido el número de insectos, quedan los suficiente para mantener al cactus a raya para siempre. Estos equilibrios y balances se se han establecido universalmente. ¿Por qué no dominan la tierra los insectos que crían de forma muy rápida? Como no tienen pulmones, tales como el hombre posee; respiran a través de tubos. Pero cuando los insectos crecen de tamaño, sus tubos no crecen en proporción con el tamaño creciente del cuerpo. Por lo tanto, nunca ha habido un insecto de gran tamaño; esta limitación en el crecimiento los ha mantenido bajo control. Si esta limitación física no existiese, el hombre no podría existir ¡imagínese encontrarse con un avispón tan grande como un león!

Séptima

El hecho de que el hombre puede concebir la idea de Dios es en sí mismo una prueba única. La concepción de Dios surge de una facultad divina del hombre, no compartida con el resto de nuestro mundo -la facultad que llamamos imaginación. Por su poder, el hombre y solo el hombre, puede encontrar evidencia de cosas que no se ven. Los horizontes que este poder abre no tiene límites; de hecho, a medida que el hombre se perfecciona, la imaginación se convierte en una realidad espiritual.

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Fuente: www.missionislam.com Traducido y editado por Truth Seeker

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