Por: Redacción
El famoso científico Einstein escribió:
«La cosa más hermosa que podemos experimentar es lo Misterioso -el conocimiento de la existencia de algo insondable por nosotros, la manifestación de la razón más profunda junto con la belleza más extraordinaria. No puedo imaginar un Dios que castiga y premia los objetos de Su creación, o que tiene una voluntad igual que la que nosotros experimentamos. Estoy satisfecho con el misterio de la eternidad de la vida y con ser consciente -y vislumbrar- la maravillosa construcción del mundo existente junto a la determinación tenaz de entender una parte, aunque sea minúscula, de la razón que se manifiesta en la naturaleza. Esta es la base de la religiosidad cósmica, y me parece que la función más importante del arte y la ciencia es despertar este sentimiento entre quienes son receptivos y mantenerlo vivo». (Ensayo para NPR en 1954)
Es evidente que quizás no todo lo que dijo Einstein, ni lo que hizo, puede ser aceptado desde la perspectiva de un creyente. Pero su profundo conocimiento de la naturaleza del universo le llevó a conclusiones y explicaciones sobre la naturaleza de Dios que pueden ayudar a los creyentes a entender mejor su creencia y a Dios. Einstein fue creyente, quizás a su manera, pero creía en Dios. No el el Dios personificado al que mucha gente se refiere cuando habla de Dios. Sino en Dios como la fuerza, vida y voluntad de este universo. Vamos a explorar esta cita desde el contexto de la creencia islámica tradicional.
«La cosa más hermosa que podemos experimentar es lo Misterioso -el conocimiento de la existencia de algo insondable por nosotros, la manifestación de la razón más profunda junto con la belleza más extraordinaria».
Dios nos dice una y otra vez en el Corán que Él es diferente a todo lo que hay en la creación y ha todo lo creado. Eso incluye tanto lo físico como lo abstracto. Es decir, es fácil reconocer que Dios no puede ser igual a nada físico, ni humano, ni vegetal, ni animal, ni de ninguna clase. Pero cuando decimos lo abstracto estamos diciendo que es también diferente a nuestros pensamientos sobre Él, a cualquier forma en la que intentemos concebirle, dado que nosotros somos seres creados y nuestros pensamientos y elucubraciones no son sino creaciones de seres creado. Por lo que cualquier cosa que no imaginemos, que pensemos o concibamos que es Dios, Él es diferente de eso. Es insondable por el ser humano y por lo tanto un misterio. De la misma manera la única forma que tenemos de conocerle es por como Él se describe a sí mismo en el Corán por sus atributos. Y el dice que es el Bello y el poseedor de conocimiento: la manifestación de la razón más profunda junto con la belleza más extraordinaria. Dijo el Mensajero de Allah:
Allah es bellos y ama lo bello. (Sahih Muslim, 131)
Y dice Allah en el Corán:
Tú eres, en verdad, el Conocedor perfecto, el Sabio. (Quran, 2:32)
Este atributo, el del Conocedor perfecto, el Sabio, aparece 157 veces en el Corán.
«No puedo imaginar un Dios que castiga y premia los objetos de Su creación, o que tiene una voluntad igual que la que nosotros experimentamos».
Hemos establecido que Dios es diferente a todo lo creado en todas sus formas, por lo que es imposible que Dios tenga una voluntad igual que la que nosotros experimentamos. Dios no necesita de razones, puesto que esro es un atributo humano. A la misma vez, suya es la voluntad absoluta; esto significa que todo cuanto hay en la creación es porque Él quiere. Dice Allah en el Corán:
Ciertamente cuando queremos que algo sea, simplemente le decimos: Sé, y es. (Quran, 16:40)
Y respecto a un Dios que que castiga y premia los objetos de Su creación, dice Dios en el Corán:
Lo bueno que te ocurre viene de Allah y lo malo, de ti mismo. (Quran, 4:79
Y también dice:
Realmente Allah no perjudica en nada a los hombres, sino que son los hombres los injustos consigo mismos. (Quran, 10:44)
Estoy satisfecho con el misterio de la eternidad de la vida y con ser consciente -y vislumbrar- la maravillosa construcción del mundo existente junto a la determinación tenaz de entender una parte, aunque sea minúscula, de la razón que se manifiesta en la naturaleza.
Dios es el Eterno, primero sin principio y último sin final y, es el viviente. Estos son atributos con los que se describe a sí mismo en el Corán. Dice:
Él es el Primero y el Último, el Manifiesto y el Oculto y es Conocedor de todas las cosas. (Quran, 47:3)
Y dice:
Todo cuanto hay en ella [la tierra], es perecedero. Pero la faz de tu Señor, Dueño de Majestad y Honor, permanece. (Quran, 55:26-27)
Dios es el Eterno, es el causante de que todo exista y la causa última, esto es necesario para la existencia de la creación, puesto que nada puede salir de la nada, de la nada más absoluta, la ausencia de toda fuerza, molécula, o energía. Y es el Viviente, puesto que para existir necesita estar vivo. Pero Su estar vivo no es como el humano, que es un atributo temporal, puesto que Él no tiene principio ni fin.
«Vislumbrar- la maravillosa construcción del mundo existente junto a la determinación tenaz de entender una parte, aunque sea minúscula, de la razón que se manifiesta en la naturaleza».
Dios nos llama una y otra vez en el Corán a mirar a la creación, a la existencia, a todo lo existente:
Les haremos ver Nuestros signos en el horizonte y en ellos mismos hasta que se les haga evidente que es la verdad. (41:53)
Y también dice:
Y parte de Sus signos es la creación de los cielos y de la tierra y la diversidad de vuestras lenguas y colores. (30:22)
Es decir, no llama a que observemos la creación complete y no maravillemos con ella y veamos un parte de la razón de este. Y dice Allah en el Corán también:
Y no he creado a los genios y a los hombres sino para que Me adoren. (Quran, 51:56)
Y dicen los eruditos y los exagetas del Corán, que en este caso “para que me Adoren” significa para que me conozcan.
«Esta es la base de la religiosidad cósmica, y me parece que la función más importante del arte y la ciencia es despertar este sentimiento entre quienes son receptivos y mantenerlo vivo».
El Islam es la religión universal, entendida como la religión que no es una religión, en el sentido de una serie de rituales y dogmas, sino una forma de vida, una concepción de la existencia y posición ontológica en el mundo que encompasa todo, de lo más grande a lo minúsculo y lo manifiesto y lo oculto. Puesto que todo ha sido creado por Dios y Él está presente en todo momento y lugar.
Y dijo el Mensajero de Allah:
“Mantén la compañía de quien es noble y te convertirás en un de ellos. Y aléjate de la compañía de quien hace el mal”. (Bujari y Muslim).
Y dice Allah en el Corán:
Y sé constante en la compañía de aquellos que invocan a su Señor mañana y tarde anhelando Su faz, no apartes tus ojos de ellos por deseo de la vida de este mundo ni obedezcas a aquel del que hemos hecho que su corazón esté descuidado de Nuestro recuerdo; sigue su pasión y su asunto es pérdida. (Quran, 18:28)
Es decir, mantén la compañía de quien te recuerda a la Verdad, y esta es la misión más importante de la ciencia y el arte, mostrar la verdad.
Decir que Einstein era creyente no es ninguna locura o disparte y su conocimiento de las ciencias le llevaron a apreciaciones muy profundas de la realidad de la existencia. Apreciaciones de las que los musulmanes también se pueden beneficiar, siempre que lo hagan con discernimiento y conocimiento.