Por: Equipo Editorial
De todos los rincones del mundo, el último en ser alcanzado por el conocimiento del hombre y de la ciencia moderna ha sido el océano y sus profundidades. Aunque los océanos y los mares constituyen la gran mayoría de la superficie de nuestro planeta, siguen siendo de las zonas más desconocidas para el hombre. Hasta el final del siglo XX era casi imposible para el hombre explorar los océanos por debajo de 70 metros de profundidad. Con la invención de los submarinos y el mejoramiento de las tecnologías, el hombre pudo sumergirse en las profundidades de los océanos. Allí encontró una barrera: a 200 metros de profundidad, no llega ni un rayo de luz, y la oscuridad es total, con lo cual impide la más mínima observación. Esto ocurre porque, a medida que la luz desciende en el agua, pierde poco a poco todos los colores que la componen, hasta que solo queda el azul y, una vez llegada a una profundidad de 200 metros, este azul desaparece también y no queda nada de luz.
La oscuridad del océano
La total oscuridad que se observa en el océano pasado los 200 metros de profundidad está mencionada por Allah en el Corán cuando dice en Surat An-Noor:
O son [las acciones de los que se niegan a creer] como tinieblas en un mar profundo al que cubren olas sobre las que hay otras olas que a su vez están cubiertas por nubes. Tinieblas sobre tinieblas. Cuando saca la mano apenas la ve. A quien Allah no le da luz, no tendrá ninguna luz. (An-Noor; 40)
Así pues, la oscuridad del océano profundo fue revelada al hombre en el Libro de Allah más de mil años antes de que nuestras capacidades técnicas y científicas pudieran confirmarlo. Aun así, aquí no acaba la perfecta descripción que Allah hace de los océanos en la Surat que hemos citado anteriormente, sino que además en la Surat Allah nos habla también de que esa oscuridad está cubierta por olas, y estas por otras olas, las cuales tienen a las nubes por encima.
Si tomamos la descripción que nos hace Allah al revés, podemos entender con facilidad que Allah menciona a las nubes que vemos en el cielo, y a las olas del mar debajo de dichas nubes; es decir las olas que podemos ver en la superficie del agua. Pero entonces, ¿cuáles son estas otras olas, las que Allah sitúa entre la oscuridad y las olas que vemos en la superficie del agua?
Hemos tenido que esperar a que los océanos sean explorados por las más sofisticadas máquinas, capaces de bajar a tremendas profundidades y medir allí distintos factores tales como la densidad del agua, su temperatura y su salinidad, para comprender a que se refiere Allah en este Ayat de Surat An-Noor.
El papel de las olas internas
Aunque sigue sin haber un conocimiento unánime por parte de los científicos de qué son las olas debajo de la superficie, también llamadas olas internas o “gravity waves” en inglés, han sido registradas como olas gigantescas, capaces de llegar a más de 1000 metros de altura, como ha sido observado en el mar de China. Las olas se mueven en la frontera entre dos capas de agua: una superior, más caliente y con una salinidad menor, y otra inferior, más fría y con una salinidad mayor. Se han identificado varios factores para explicar este fenómeno, el más reconocido ha sido el movimiento de las placas tectónicas, aun así las claves de su origen siguen siendo objeto de investigación, y Allah es El que más sabe.
Lo que está siendo cada vez más claro a medida que crece el conocimiento sobre estas olas internas, es el papel fundamental que tienen en la regulación de los corrientes submarinas, y sobre todo en la regulación de la temperatura de nuestro clima, ya que las olas internas son el fenómeno decisivo, para que se mezclen las distintas capas del océano, permitiendo al calor acumulado por las capas superiores difundirse dentro de las capas inferiores, y así almacenar dentro del océano una cantidad tremenda del calor que nos llega desde el sol.
Es por este almacenamiento de calor que hacen los océanos y especialmente por el hecho de que las capas superiores, que representan una pequeña parte de la cantidad total de agua, pueden difundir este calor en las capas más profundas, por lo que nuestro planeta mantiene una temperatura perfecta para el desarrollo de la vida, y no esté quemado por el calor del sol.
Allah, El Modelador
En todo esto que acabamos de describir, se puede ver como Allah nos da en Su Noble Libro una descripción muy detallada de los elementos más escondidos de su Creación. Esta perfección que esta accesible al musulmán desde hace ya 1400 años, está hoy confirmada por los últimos avances de la ciencia. Y al ser confirmada y explicada, la ciencia es una puerta para el constante recuerdo de la perfección de la Creación, y de cómo cada elemento está perfectamente ajustado y parte de un orden modelado a la perfección. Así pues, la mente racional que lo mira no puede si no ver detrás de todo aquello a Allah, el Modelador. Y Allah dice en Su Libro:
Él es Allah, el Creador, el Originador, el Modelador. Suyos son los nombres más hermosos. A Él Lo glorifica cuanto hay en los cielos y en la tierra. Y Él es el Irresistible, el Sabio. (Al-Hashr;24)