Por: Eric Metaxas
¿Existe Dios?
En 1966 la revista Time sacó una portada en la que preguntaban: ¿Está dios muerto? Muchos han aceptado las narrativas culturales de que dios es algo arcaico, y que al progresar la ciencia ya no se necesita que un dios explique el universo. Además resulta que los rumores de la muerte de dios eran prematuros. Es incluso más increíble que la argumentación más reciente de su existencia venga de un sorprendente lugar: la ciencia.
Esta es la historia: El mismo año en el que la revista Time mencionaba el ahora famoso titular, el astrónomo Carl Sagan anunciaba que había dos criterios para que un planeta pudiese tener vida: el tipo apropiado de estrella, y un planeta a una distancia adecuada de esa estrella. Si decimos que aproximadamente hay un octillón, 1 seguido de 48 ceros, de planetas en el universo, tendría que haber un septillón, 1 seguido de 42 ceros, de planetas que fueran capaces de tener vida.
Con esas probabilidades tan espectaculares, la Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI), una gran y cara colección de proyectos de financiación pública y privada que se llevaron a cabo en 1960, era de esperar que apareciese algo pronto. Los científicos buscaban con un gran radiotelescopio señales electromagnéticas codificadas que pudieran ser descifradas. Pero los años pasaron, y el silencio del resto del universo era atronador. El Congreso dejó de financiar SETI en 1993, pero la búsqueda continua con fondos privados.
En contra de las probabilidades
¿Qué ha pasado? Al aumentar nuestro conocimiento del universo, nos ha quedado claro que debe haber más factores necesarios para la vida que los que supuso Sagan. Sus dos parámetros crecieron a 10, luego a 20 y luego a 50, por lo que el número de planetas que podrían tener vida disminuyó notablemente a unos miles.
Incluso los defensores de SETI conocían el problema. Peter Schenkel escribió en 2006 en un artículo para la revista Skeptical Inquirer: “Debido a las nuevas conclusiones y conocimientos, parece apropiado dejar descansar la excesiva euforia… Debemos admitir que las primeras estimaciones no son sostenibles”.
Como se iban descubriendo factores, el número de planetas posibles llegó a cero. En otras palabras, las posibilidades se volvieron en contra de que cualquier planeta pudiese tener vida, incluido este. La probabilidad dice que ni nosotros deberíamos estar aquí.
El Milagro de la vida
Hoy se necesitan más de 200 parámetros para que un planeta pueda tener vida, y cada uno de ellos debe conectarse perfectamente con los demás. Con un enorme planeta como Júpiter tan cercano, cuya gravedad alejaría a miles asteroides hacia la superficie de la Tierra, las posibilidades contra la vida en el universo son simplemente extraordinarias.
Y aun así aquí estamos, no solo existiendo, sino hablando acerca de existir. ¿Qué puede explicarlo? ¿Puede cada uno de esos parámetros ser perfecto por accidente? ¿En qué momento es justo admitir que la ciencia admite que no podemos ser el resultado de fuerzas fortuitas? ¿No se requiere mucha menos fe en asumir que una inteligencia creó estas perfectas condiciones a creer que la vida en la Tierra ocurrió debido a que las inconcebibles posibilidades se hicieron realidad?
Aún hay más. La sintonización necesaria para que la vida exista en un planeta no es nada comparada con la sincronización que se necesita para que el universo exista. Por ejemplo, los astrofísicos saben ahora que las cuatro fuerzas fundamentales; la fuerza de gravedad, la fuerza electromagnética, y la fuerza fuerte atómica y la fuerza débil atómica, fueron determinadas en menos de una millonésima parte de un segundo después del “bing bang”. Se cambia cualquier valor y el universo no existiría. Por ejemplo, si la proporción entre la fuerza fuerte atómica y la fuerza electromagnética hubiese cambiado la mínima parte de la mínima parte de una fracción, aunque fuese una entre 100,000,000,000,000,000, entonces las estrellas no se hubiesen podido formar.
Multiplica ese único parámetro por todas las condiciones necesarias, y las probabilidades en contra de que el universo existiera son tan astronómicamente imposibles que la noción de que todo “simplemente ocurrió” desafía al sentido común. Sería como si lanzásemos una moneda y nos saliese cara un quintillón de veces seguida. ¿En serio?
El increíble universo
Fred Hoyle, el astrónomo que nombró al “big bang” dijo que su ateísmo se tambaleaba seriamente debido a estos progresos. Luego escribió que “una interpretación juiciosa de los hechos nos induce a pensar que un superintelecto ha jugado con la física, la química y la biología, y que en la naturaleza no hay fuerzas ciegas dignas de mención. Las cifras obtenidas a partir de los hechos me parecen tan rotundas que convierten esta conclusión en casi incuestionable”.
El físico, escritor y locutor británico Paul Davies dijo que “la apariencia del diseño es sobrecogedor” y el profesor de Oxford Dr. John Lennox dijo “cuanto más conocemos acerca de nuestro universo, más gana credibilidad la hipótesis de que hay un Creador, como mejor explicación de por qué estamos aquí”.
El mejor de los milagros de todos los tiempos, sin duda, es el universo. Es el milagro de todos los milagros, un milagro que inevitablemente señala con el resplandor de cada estrella a algo, o Alguien, más allá de sí misma.
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Traducido del Ingles con algunas modificaciones editoriales por el Equipo Editorial.
Fuente: http://www.wsj.com/articles/eric-metaxas-science-increasingly-makes-the-case-for-god-1419544568