Autor: William C. Chittick – Traducido y editado por TS
Hay una diferencia fundamental entre la tradición islámica intelectual y la ciencia y enseñanza moderna. Una forma de entender esto es que los intelectuales musulmanes han intentado llegar a una visión unitaria y unificada de todas las cosas actualizando el espíritu divino latente en todo ser humano, un espíritu que muchas veces han llamado ‘aql –intelecto.
En contraste con esto, lo científicos modernos quieren alcanzar un entendimiento aún más preciso y exacto de las cosas, que sea útil para adquirir más control sobre el medio ambiente, el cuerpo humano y la sociedad. Este control, aun así, no le es dado a la inteligencia del representante de Dios en la tierra –una inteligencia que por definición incluye la totalidad de la perfección moral y ética. Sino que, este control, es entregado a las pasiones de la ignorante y olvidadiza individualidad –a los que se le llama nafs, o ego en los textos islámicos. Esto es bastante obvio en las varias formas de gobierno que han aparecido en el mundo moderno, todas las que utilizan esta ventaja tecnológica y científica para subyugar a su gente. Incluso en los gobiernos “democráticos”, tal y como reconoció Platón hace tiempo, pueden convertirse en el gobierno de las pasiones humanas.
Me gustaría apuntar otra característica más de la tradición islámica intelectual, que la pone en marcado contraste con la enseñanza moderna. Esta tiene que ver con las implicaciones de lo que se conoce como tahqiq. Tahqiq significa verificar o darse cuenta de las cosas, o lo que es lo mismo darle a cada cosa su haqq –realidad- en vista de la realidad absoluta que es Dios. En el pensamiento moderno islámico, tahqiq a veces es usado para traducir ‘investigación científica’. De cualquier manera, los intelectuales tradicionales musulmanes no hubiesen reconocido el tahqiq en cualquier forma de investigación moderna. La razón básica de esto es que la investigación moderna está basada esencialmente en el taqlid, no en el tahqiq, que es lo mismo que decir que está siempre basada completamente sobre los descubrimientos de científicos anteriores. Por otro lado, el tahqiq entendido por los intelectuales musulmanes no aceptaba todo taqlid. Sino que era una actividad intensa y personal cuya meta era el descubrimiento del haqq por le inteligencia propia del buscador. Esta inteligencia era entendida y por supuesto experimentada, como aliento de consciencia supra-individualidad, transpersonal y universal que fue ‘soplado’ en Adam cuando fue creado.
Desde el punto de vista de la ciencia moderna, que está basada en el taqlid, todo buscador de conocimiento en la tradición intelectual islámica estaba intentando ‘reinventar la rueda’. Pero es precisamente la implicación tecnológica del conocimiento, implicada en esa expresión, que no era la meta de la búsqueda. Sino que la meta era la sabiduría, y la sabiduría solo puede ser descubierta donde reside. La sabiduría reside en la inteligencia viva y la actividad ética, en ningún otro sitio.
Es un error común de interpretación de la historia intelectual islámica decir que los eruditos musulmanes hicieron importante descubrimiento pero luego no pudieron hacer un seguimiento de ellos, por lo que la antorcha del conocimiento fue pasada a Occidente. Esto es buscar la metodología empírica y las metas prácticas de la ciencia moderna en los métodos intelectuales y metas espirituales de la tradición de la sabiduría. No, la meta no era crear una piscina de información de la cual otros científicos pudiesen tomar y construir y de la que saldría tecnología con un fin práctico. Esto no era sino una consecuencia secundaria, aun así importante. Sino que la meta era el tahqiq que es descubrir la verdad en uno mismo por uno mismo. Las aplicaciones prácticas mundanas eran secundarias. Una atención excesiva al bienestar físico y el beneficio material era considerado el signo de un intelectual fallido. En resumen, el verdadero buscador de conocimiento tenía otra meta, que era la de ver por sí mismo. El verdadero buscador de conocimiento sabía que, como dice Rumi, “Ser humano es ver, el resto es piel”. Ver por uno mismo es llamado tahqiq, y es entender el haqq de las cosas –su verdad y realidad- y luego el poner cada cosa en su sitio de acuerdo a su haqq.
Fuente: http://www.allamaiqbal.com/