Por: Redacción
Dios ha creado el espacio y el tiempo y todas las diversas posibilidades. Todas las cosas, aparte de Él, tienen un comienzo. Él era y no había nada con él. Él es como era. En el libro llamado al-Mawaqif, se dice: que si Dios estuviese en una dirección y espacio concreto, entonces el lugar también debería de no tener principio y, sin embargo, está demostrado que no hay otro ser o cosa sin comienzo excepto Dios.
Abdur-Rahman Hasan Habannaka afirma: El asl (esencia, raíz) del creador es la existencia. Es decir, la no-existencia no le precede. Él siempre existió y es absolutamente eterno. No ha recibido la existencia de otro, porque la existencia es inherente a Su esencia. Su existencia es por lo tanto necesaria. El origen de la creación es inexistencia, es decir, ha sido creada después de no existir. Su existencia es por lo tanto posible (en tanto que pueden o no existir). Además, la causa responsable de traer (lo posible) a la existencia (como personas y cosas por el estilo), no puede ser otra que aquel que necesariamente existe.
Hay cuatro aspectos de la prueba de esto que observaremos a este respecto.
El primero es el siguiente. No hay persona sensata en el mundo que dude de que la no existencia es lo opuesto a la existencia y que no posible una término intermedio entre ellos ni una tercera categoría. Estas dos cosas (es decir, existencia y no-existencia), cuando una está establecida, la otra está ciertamente excluida y ausente, y cuando una está ausente, la otra está incuestionablemente establecida. Entonces debemos preguntarnos cuál es el origen. ¿Es la existencia, que es lo opuesto a la no existencia, el origen, o es la no existencia, el origen? Al contestar estas preguntas, es necesario que busquemos algunas avenidas de suposiciones relacionadas con si uno de estos supuestos es el origen.
Basándonos en esto, supongamos que el origen de todo lo que existe que viene a nuestra mente es la no existencia (teniendo en cuenta que el significado de la no existencia es rechazar la esencia de todas las cosas que uno puede conjurar en su mente. En otras palabras, no hay esencia, ni poder, ni voluntad, ni conocimiento, ni vida, ni nada). Sobre esta base de pensamiento, nos preguntamos cómo es posible que la no existencia, que se afirma que es la fuente que creó todas las cosas, se transformarse en existencia. ¿No sentimos la presencia de nuestras almas y vemos todo lo que nos rodea? Y la inexistencia, como la hemos definido, es la negación de todo, el vacío absoluto. Entonces, ¿cómo va a surgir lo asombroso, la especificación, las cualidades y el poder de la inexistencia? ¿Cómo va a originarse por sí mismo de la no existencia a la existencia? Por lo tanto, su aparición no puede ser a menos que sea a través de una influencia y poder, esto así a pesar de que lo que se propone es que es necesario que este poder también sea inexistente. Por lo tanto, es categórico que la creación ha sido creada por alguien cuya esencia es la existencia.
Es instintivamente imposible que la no-existencia misma se transforme en existencia, o que la no-existencia produzca algo de ella por sí misma. La indicación de esto es el versículo del Corán:
¿O es que acaso han sido creados espontáneamente o se han creado a sí mismos? (Corán, 52:35)
Es decir, ¿surgieron de la no existencia a la existencia sin un creador? ¿O se crearon ellos mismos? Ambos puntos demuestran que esto naturalmente imposible. Por lo tanto, si vemos la no-existencia como el asl (o esencia por la cual todas las cosas son creadas) entonces nada de lo que está presente hoy existiría, porque es solo por aquel cuya asl es la existencia por la cual todas las cosas son creadas. Siendo este el caso, se establece racional y definitivamente que la no existencia no es el asl (causa primera o esencia); sino que es la existencia.
El segundo aspecto es el siguiente: si la existencia es ciertamente el asl, cause primera (o esencia), ¿es posible entonces que esta causa primera tenga un comienzo? ¿Y es posible que esté precedido por la no existencia? En respuesta a estas preguntas, decimos primero: la realidad de que la existencia es la causa primera, hace que sea racionalmente imposible que haya un comienzo para su existencia, porque todo lo que tiene un comienzo requiere en su existencia una causa que lo produjo; y todo lo que sea así hace imposible que tal existencia sea el asl -causa primera- (dado que depende de factores externos). En segundo lugar, aquel cuya esencia es la existencia, no puede ser seguido por la no existencia, porque cuando la existencia es el asl, esta no deja de existir, y tampoco hay una causa para que la no-existencia le afecte. La no-existencia no ocurre o sucede sobre algo existente a menos que la no-existencia sea el origen de esa cosa. Por lo tanto, se establece que la no existencia, que es lo opuesto a la existencia, es imposible que sea la causa primera.
Debido a esto, es racionalmente imposible que la no-existencia afecte a la existencia sabiendo que la existencia es la causa primera; y es a esta realidad a la cual la indicación vino en la declaración de Dios en surah al-Furqan:
Y confíate al Viviente, el que no muere. (Corán, 25:58)
Por lo tanto, aquel que no muere es aquel cuyo asl -esencia, causa primera- es la existencia, porque no es posible que le afecte la no-existencia.
El tercer aspecto es el siguiente: en este punto se aclara una realidad, y es que la humanidad era inexistente, después de lo cual empezó a existir. La humanidad es la más excelente de las creacions. Dios dice:
Que en verdad creamos al hombre en la mejor armonía. (Corán, 95:4)
Todas las cosas que vemos estaban en el vacío de la no existencia, luego se hicieron presente como se ven ante nuestros ojos. Igualmente, los cambios constantes y continuos que se manifiestan ante el hombre son evidentes en cada elemento de entre los elementos que uno presencia o lo que uno puede captar físicamente o comprender; esto es claramente evidente ante el hombre. De la muerte a la vida y de la vida a la muerte; desde el continuo cambio en todas las cosas a los cambios en los atributos y el poder; y todo esto no hace que uno crea que ocurren como resultados de sí mismos; sino que algo tiene influencia sobre ello, causando cambios, atributos, poder, efecto y demás. Si la esencia (de estas cosas existentes que están expuestas a nuestros sentidos y nuestra comprensión) es la existencia, entonces no estarían sujetas a alteraciones y serían independientes de las causas o influencia sobre ellos. Al ver que están sujetos a alteración y cambio y que sus leyes están sujetas a causas y fuera de su influencia, entonces, racionalmente, es necesario que su origen sea la no existencia en lugar de la existencia. Por lo tanto, para que existan, dependen de una causa.
Por lo tanto, en este aspecto, observamos que el origen de todas estas cosas en el mundo que uno ve y siente, y todas las demás cosas de rasgos similares, es la no existencia. En segundo lugar, cuando el origen es la inexistencia, es necesario que requiere una causa o influencia sobre ello que lo lleva desde la no existencia a la existencia, y esta influencia no cesa, incluso cuando la cosa se altera y cambia.
El Corán confirmó esta verdad en la declaración de Dios:
¿Acaso no hubo un tiempo para el hombre en el que no fue nada, ni siquiera un recuerdo? Es verdad que creamos al hombre a partir de una gota de esperma eyaculada, como una prueba para él, y lo hicimos con capacidad de ver y oír. (Corán, 76:1-2)
Instintivamente, lo que está precedido por la inexistencia requiere que un creador lo haga existir, modele y distribuya con rasgos específicos.
El cuarto aspecto y es la última de las pruebas. Cubrimos en los tres aspectos anteriores que:
- a) La existencia es la asl, causa primera o esencia del creador
- b) Aquel cuya esencia es la existencia es imposible que tenga un comienzo o seguido por la no-existencia
- c) Que todas las cosas en el universo que están sujetas a nuestros sentidos, entendimiento y comprensión, y de lo que somos parte, y todas las cosas de naturaleza similar, son originalmente inexistentes y requieren una causa e influencia para llevarlo a la existencia.
En este punto, debe notarse que al combinar estas tres verdades que son ineludibles, es un requisito que las reconciliemos de una manera que acepte completamente nuestras mentes sin cuestionarlas. Esto no se puede hacer a menos que lleguemos a una conclusión, y es:
En primer lugar, que categóricamente existe un Ser divino. Su asl, esencia, es la existencia y la no existencia es imposible para él. Por lo tanto, Él es necesariamente existente.
Lo segundo es que este universo se muestra ante la humanidad, ya sean los cielos, la tierra, las estrellas, los sólidos, las plantas, la vida y la muerte, el origen de todo esto es la inexistencia. Es decir, para que se manifieste de la no-existencia a la existencia, se requiere una causa para su aparición.
En tercer lugar, la causa de la existencia del universo y todo lo que contiene, es directamente la causa de un Ser divino, y no de otras causas. Su asl es existencia, y Él es necesariamente existente; de hecho, ese ser es Allah el Altísimo.
A partir de estos cuatro razonamientos lógicos podemos comprender la necesidad de la existencia de Dios.