Por: Shahab Siddiqu
¿Qué tiene de especial estar con el estómago vacío desde la salida hasta la puesta de sol? ¿Qué hace que el ayuno sea uno de los cinco pilares del Islam? ¿De qué manera nos ayuda el ayuno a acercarnos a Allah?
He encontrado algo muy profundo en los escritos del teólogo del siglo 12, Imam Ghazzali, y el teólogo del siglo 18, Shah Waliyullah. Estos hombres eran capaces de poner por escrito su espiritualidad. Esto es más complicado de lo que parece, porque el reino espiritual consiste principalmente de la ‘mushahidah’ (ser testigo) del no visto. Así que, ¿cómo empieza uno a explicar algo que no tiene semejante en el mundo físico? Sus escritos son una inspiración para la humanidad en todos los tiempos, y a través de ellos quiero explicar brevemente lo que he llegado a entender del ayuno como un medio para acercarme a Allah.
Shah Waliyullah comenta que el hombre está hecho de dos partes conectadas entre sí: (1) Jism, la naturaleza física y (2) Ruh, la esencia espiritual. La conexión del Ruh con el ghayb (el no visto) esta cohibida por el Jism, el cual está conectado al mundo físico. Así, el Ruh, está por naturaleza atraído hacia Allah, lo que lleva a la pregunta existencial que ocupa la mente de todo ser humano: “¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Dónde iré cuando muera? Por otro lado, el Jism, conectado a los elementos de la Tierra se encuentra con las realidades del día a día: la comida, los deseos, satisfacciones personales etc.
El objetivo de ayunar es dominar la naturaleza física del hombre para que la esencia espiritual sienta su verdadero potencial y “vuele” en busca de las realidades existenciales. Una vez el ser humano es capaz de liberarse de las cadenas del mundo físico, Allah guía su Ruh hacia Él, y esto conlleva al descubrimiento de los misterios del no visto. Temas controvertidos que la mente humana se cuestiona empiezan a tener sentido, como por ejemplo la aparente contradicción de la predestinación y la voluntad o cómo Dios ordena si todo parece que ocurre por sí solo. Hay gran cantidad de dichos en textos proféticos y en el Corán sobre este tema, pero por ser breves no ahondaremos en ellos.
Imam Ghazzali explica tres grados del ayuno: el ordinario, el especial y el sublime. El ayuno ordinario es el que hacemos la mayoría, en el cual nos abstenemos de lo que dicta la shari’ah desde la salida hasta la puesta de sol. El ayuno especial es aquel en el que la persona además aparta sus extremidades y su lengua de aquello detestable (mentir, engañar…). El ayuno sublime ocurre cuando la persona lleva su ayuno al último nivel, donde se abstiene de asuntos del corazón y pensamientos. Por lo que el corazón y la mente están limpios de todo lo que no es el recuerdo de Allah y aquello que Él ama. He visto esto en las Khaniqah (centros de entrenamiento espiritual), donde he observado este ascetismo como práctica diaria; gente que hace dhikr (recuerdo de Allah) en cada respiración. Sus bocas y lenguas están quietas, pero ves en sus ojos que están absortos en el recuerdo de Allah. Al llegar a este nivel la gente piadosa consigue ese conocimiento ambiguo. Es por que han reconciliado las contradicciones del mundo aparente y el oculto a través de su ascenso espiritual.
Pedimos a Allah que reflexionemos sobre esto y que recordemos siempre que somos humanos cuyo Jism conseguirá ocasionalmente lo mejor de nosotros. Sin embargo, la lucha entre el Jism y el Ruh debe continuar en busca de la Perfección. Si consigues encontrarte a ti mismo en esta batalla, ten por seguro que vas en la dirección correcta.
Fuente: http://muslimlink.ca/ Traducido y editado por Truth Seeker