No podía quitar mis ojos de surat al-Fatiha

Al-Fatiha la primera surat del Corán

Por Equipo Editorial

Raphael Narbaez Jr vive en Los Ángeles, es autor de comics y profesor en la universidad. Cuando tenía 6 años asistió por primera vez a un encuentro de los Testigos de Jehovah, y a día de hoy ha sustituido su Biblia por el Corán después de haber hecho una valiente visita a la mezquita de su barrio. Aceptó el Islam y trajo a la comunidad musulmana todas las técnicas de organización y de comunicación que había adquirido de los Testigos de Jehovah. A continuación, nos explica lo que le motivó a hacerse musulmán:

Entonces me dije: “Voy a leer su libro, el Corán, y entonces veré que montón de mentiras esconde. Seguro que tiene una ilustración que te enseña como desmontar una AK-47”. Fui a una librería de libros en árabe.

Me preguntaron, “¿le puedo ayudar?”. “Quiero comprar un Corán”, respondí. “Vale, tenemos unos cuantos aquí”, me dijeron. Tenían varios muy bonitos que vendían por 30 o 40 dólares. “Mira, solo lo quiero leer, no quiero hacerme musulmán” les comenté. “Vale, tenemos este en formato libro de bolsillo, por 5 dólares”, contestaron.

Volví a casa y empecé a leer mi Corán desde el principio, empezando por la surat al-Fatiha. No podía quitar mis ojos de ella. Me sorprendí al ver que hablaba de Noé. Nosotros también tenemos a Noé en nuestra Biblia. También hablaba de Abraham y Lot. No me lo podía creer. Nunca supe que el nombre de Satán era Iblis.

Fue como cuando no tienes la imagen bien sintonizada de tu televisión, de repente mueves el botón de reglaje y “¡pan!”, imagen perfecta. Pues eso es precisamente lo que me pasó a mí con el Corán.

Lo leí de principio a fin. Me dije: “vale, esto está hecho, ¿y ahora cuál es el siguiente paso?”. Pues tendré que ir al sitio donde se juntan. Así que mire en las páginas amarillas, y lo encontré: Centro Islámico de California del Sur, en Vermont. Llamé y me dijeron: “vente el próximo viernes”. En este momento es cuando empecé a ponerme realmente nervioso, porque sabía que tendría que enfrentarme a Habib y su AK-47.

Quiero que la gente entienda cómo es para un cristiano americano llegar al Islam. Estoy bromeando con el AK-47, pero no sabía si tendrían unos cuchillos de caza debajo de sus abrigos. Total, que llegué a la puerta principal, y allí acabé frente a un chaval enorme, 2 metros de alto y más de 110 kilos, con barba y todo, estaba totalmente asombrado. Anduve hasta él y le dije: “perdone caballero”. Con acento árabe me contestó: “¡vete hacía la parte de atrás!”. Creyó que ya era musulmán. Respondí tímidamente: “sí señor, sí señor”.

No sabía a qué iba, pero me fui hacia la parte de atrás igualmente. Tenían alfombras puestas fuera, debajo de una gran tienda de campaña. Me quedé allí de pie, un poco avergonzado mientras la gente estaba sentada escuchando una clase. Y la gente me decía: “venga, siéntate”. “No, no, me voy gracias, solo estoy aquí para visitar.” Respondía.

Cuando por fin acabó la clase, todos se pusieron en filas para la oración, y se postraron. Me impresionó muchísimo, empecé a encontrarle el sentido intelectualmente, pero también lo sentía dentro de mi músculos, mi huesos, mi corazón y mi alma.

Cuando acabó la oración me dije: “vale, y ahora, ¿quién me va a reconocer?”. Empecé a mezclarme como si fuera uno de ellos, y cuando iba andando hacia la mezquita me dijo uno: “Assalamu ‘aleykum”. Y me pregunté: “¿acaba de decirme salami y beicon?”. De repente escuché a otro hombre decirme salami y beicon. No tenía ni la más mínima idea de lo que me estaban diciendo, pero todos tenían una gran sonrisa en la cara.

Antes de que uno de ellos se diese cuenta de que no tenía nada que hacer allí, y que me llevase al sótano a una sala de tortura, estaba decidido a ver lo más posible del sitio. Así, llegue a la biblioteca, y allí había un joven egipcio: se llamaba Omar. Allah me lo mandó. Omar se levantó, se dirigió hacia mí y me preguntó: “perdona, ¿es tu primera vez aquí?”. Hablaba con un acento muy fuerte. Entonces le respondí que sí, que era la primera vez. Empezamos a hablar:

O: “Ah, muy bien. ¿Y eres musulmán?”

R: “No, solo estoy leyendo un poco”.

O: “Ah, estas estudiando, y esta es tu primera visita en una mezquita”.

R: “Si”.

O: “Ven, te voy a enseñar el sitio”.

Me cogió de la mano, y así es como acabo andando con otro hombre, dándonos la mano y pienso: “estos musulmanes son muy amigables”. Entonces me enseña el sitio:

O: “Primero, esto es nuestra sala de oración, y tienes que quitarte los zapatos aquí”.

R: “¿Y estas cosas qué son?”.

O: “Son las estanterías donde ponemos nuestros zapatos”.

R: “¿Por qué?”.

O: “Pues, porque estás llegando a la sala de oración, y es muy sagrada. No puedes entrar con los zapatos puestos. Hay que mantenerla siempre muy limpia”.

Después me lleva a los servicios para los hombres:

O: “Y aquí es donde hacemos el Wudu”.

R: “¿Vudú? ¡No había leído nada de vudú!”.

O: “¡No vudú!, wudu”.

R: “Ah vale, mejor. Porque he visto eso de las agujas y de las muñecas, y aun no estoy preparado para ese tipo de cosas”.

O: “No, wudu, aquí es donde nos limpiamos”.

R: “¿Por qué lo hacéis?”.

O: “Pues porque cuando haces la oración para Dios, tienes que estar limpio, así que nos limpiamos las manos, la boca, la nariz, la cara, los brazos, el pelo, las orejas y los pies”.

Era la hora de irme, y él me dijo: “vuelve pronto”.

Fui a la librería a por un libro sobre la oración, y volví a casa y lo hice como pude. Sentía que si estaba intentando hacerlo bien, Dios lo aceptaría. Y seguí leyendo y visitando la mezquita. Tenía el compromiso de hacer una gira por el Medio Oeste de los Estados Unidos para un espectáculo humorístico, así que me llevé una esterilla de salat conmigo. Sabía que tenía que hacer la oración a unos momentos determinados a lo largo del día, y también que no puedes hacer la oración en algunos sitios.

Volví a Los Ángeles, y al acabar Ramadán, empecé a recibir muchas llamadas de todos los rincones del país para ir a dar conferencias sobre como un testigo de Jehovah se había hecho musulmán. A la gente le pareció algo muy novedoso.

 

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Traducido con algunas modificaciones editoriales por el Equipo Editorial desde: http://www.arabnews.com/islam-perspective/news/714211

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