Por: Babak Ayazifar
La enseñanza del Profeta Muhammad muestra que el islam va de acuerdo al intelecto y reconoce la importancia que tiene la razón en el mundo islámico.
El Islam está arraigado con el conocimiento, el intelecto y la razón. El Corán nos llama repetidamente a que creamos en Allah, el creador del universo, y que reflexionemos sobre la creación. Para llamar nuestra atención sobre la reflexión, el Corán nos indica dos fuentes de conocimiento: el orden macrocósmico del universo físico (los horizontes o afaq) y el microcosmo de nuestra realidad interior (anfus)
Se nos enseña que ‘viajemos por el mundo y observemos la creación de Allah’: «Di: ¡Id por la tierra y mirad cómo empezó la creación! Luego Allah hará surgir la última creación, es cierto que Allah tiene poder sobre todas las cosas. (29:20)». El Corán nos indica que debemos investigar y reflexionar, sabiendo que “donde quiera que os volváis, allí (encontraréis) la faz de Allah”. (2:115) Nuestro interior es también una faceta vital de la realidad, reflexionando sobre aquello que da apertura a las maravillas espirituales del orden creativo: «Les haremos ver Nuestros signos en el horizonte y en ellos mismos hasta que se les haga evidente que es la verdad«. (41:53) Siendo de esta manera, el Corán nos hace una pregunta retórica: ¿Es que no han reflexionado en su interior? (30:8)
Por lo tanto, el conocimiento no se encuentra solo en el universo físico que nos rodea, sino que también, e incluso con más importancia, en nuestro ser espiritual. Ambas fuentes de conocimiento contienen señales de la Fuerza Creativa que creó todo. Si vemos bien, en ningún pasaje del Corán se menciona que aceptemos el mensaje ciegamente. Sino que solo se nos pide que creamos en Dios y su unicidad y que nos sometamos a su voluntad, tras haber pasado por un proceso mental y de investigación. Y con esta sumisión es con la que se nos ha pedido obediencia a Allah y a sus mensajeros.
Hay numerosos textos en los que el Profeta del Islam y aquellos que heredaron su gnosis y sabiduría complementan las aleyas (versículos) del Corán que expresan la importancia de la reflexión y la búsqueda del conocimiento. Cuando le preguntaron al Profeta cómo se llegaba al conocimiento de El Real (Allah), respondió: “conociéndose a uno mismo”. Ali ibn Abi Talib narró que el Profeta describió la llegada del Ángel Gabriel ante Adam y dijo: “Oh Adam, debes elegir una de tres cosas; elige una y deja las otras dos”. Cuando Adam preguntó por sus tres opciones, Gabriel le ofreció: “intelecto, modestia y religión”. “Elijo el intelecto”, contestó Adam. Entonces Gabriel pidió a la religión y la modestia que se fueran. Pero ambas dijeron que se quedarían, y que habían sido instruidas para quedarse con el intelecto pasase lo que pasase. “Pues que así sea” contestó Gabriel, mientras ascendía a Los Cielos.
Islam es una religión de equilibrio. Lo físico y lo sensorial no es nuestro único legado. La reflexión sobre nosotros mismos, la observación de nuestra alma y espíritu es otro camino para conseguir el conocimiento y llegar a El Real. Immanuel Kant en su “Critica de la razón pura” coincide con esto. Dice: “Hay dos cosas que llenan mi mente de admiración y respeto: el cielo estrellado encima de mí y la ley moral dentro de mí”. Debemos ser conscientes de las fuentes de conocimiento macrocósmicas y microcósmicas, ya que se complementan para guiarnos en nuestro camino espiritual hacia Allah.
El islam no es una religión que traiga miseria, crueldad, cobardía o corrupción; es la religión que emana lo benevolente, lo compasivo, la valentía y la devoción. En resumen, es la religión de la élite espiritual.
Fuente: http://tech.mit.edu Traducido y editado por Truth Seeker Es