Por: Dr. T. O. Shanavas
En la vida de los musulmanes, no pasa un día sin que utilicen la frase árabe Insha-Allah (Si así lo quiere Dios) al final de la conversación cuando se refieren a eventos futuros. Si no entendemos esta frase la comprensión humana no puede llegar a un entendimiento de la relación de Dios con sus criaturas, el concepto de creación y el lugar del libre albedrío. Tampoco es posible contrarrestar a los materialistas con un argumento racional interno consistente contra su exclusión de Dios en la evolución de la vida y el universo. Los científicos materialistas argumentan que la evolución biológica es un «proceso inútil sin sentido». Predican que leyes impersonales gobiernan el universo y que los átomos están trabajando en la operación de la vida.
El biólogo Richard Dawkins, extremista anti-Dios, insiste en que la contingencia y la selección natural, en funcionamiento durante un largo período de tiempo, explican la evolución. Dawkins supone que las fuerzas ciegas de la física y la selección natural son suficientes para explicar el origen y la expansión de la vida. Afirma que el desarrollo de la vida es el resultado de los deseos egoístas de los genes para aumentar sus oportunidades de supervivencia y reproducción. Fanatismo similar prevalece entre otros practicantes y admiradores de la ciencia, quienes argumentan que no hay razón para incluir a Dios en la evolución de la vida.
Otro extremista declara: «… El materialismo es absoluto [y] no podemos permitir un pie divino en la puerta».
Tal fanatismo se deriva de una fe absoluta en la ley de la causalidad, que la mayoría de la gente reconoce. Una causa determinada siempre produce el mismo efecto: la gravedad siempre atrae una manzana hacia la tierra; la temporada de primavera derrite la nieve; la sequía trae destrucción de cultivos. Las reacciones químicas en cualquier organismo, ameba o ser humano, son explicables por las mismas leyes de la física y la química que rigen el universo.
Con base en la causalidad, los científicos sostienen que el futuro está predeterminado y puede predecirse a través del conocimiento preciso de las causas del pasado. Las leyes de la naturaleza, argumentan, son invariables y la observación científica del pasado es el producto de esas leyes. En consecuencia, cualquier evento natural que se aparte del efecto anticipado de una causa uniforme se clasifica como un «accidente». Sin embargo, las predicciones científicas, basadas en la observación de la materia y las leyes invariantes de la naturaleza, están limitadas por sus propias conclusiones y experiencias anteriores.
El novedoso y destacado tratado de John F. Haught, Dios después de Darwin, me ha ayudado a desarrollar una mejor comprensión del Islam y el concepto de creación descrito en el Corán. Dado que considero que su modo de pensamiento es tan islámico como su sistema de creencias, aplicaré su metafísica a un contexto islámico. La ciencia se asoma a la naturaleza para recopilar datos desde átomos a estrellas, desde amebas al hombre, desde hongos hasta sirope de arce o cualquier otro fenómeno de nuestro universo. La ciencia ha catalogado por separado los datos recopilados utilizando terminología como paleontología, anatomía comparada, biogeografía, embriología, genética molecular y otros nombres de este tipo. La afirmación materialista de que el desarrollo de la vida como un «proceso sin y sentido sin propósito» se basa en inferencias a partir de extrapolaciones catalogadas de experiencias pasadas. John F. Haught llamó a la metafísica materialista «metafísica del pasado».
Con una fe inquebrantable y, en la superficie, contradictoria, de que Dios creó todo, muchos musulmanes también creen que el pasado determina el futuro. En el universo islámico, a diferencia de lo catalogado por la ciencia materialista, el pasado y el presente no son los creadores del futuro ni tampoco lo son los humanos ni ninguna otra criatura porque: Allah es el Creador de todas las cosas (El Trueno, 13:16)
Incluso las creaciones de las cuales nos jactamos que son nuestras emanan de Allah. El Corán declara: «Allah os ha creado a vosotros y a lo que hacéis” (37:96). Allah creó todo: computadoras, aviones, automóvil y el átomo, del que todo está compuesto. Algunas preguntas importantes que los musulmanes se pueden hacer son: Si Allah es el creador de lo que hacen los humanos, ¿no es Él también el creador de sus buenas y malas acciones? ¿Por qué habría recompensa para los piadosos y retribución para los impíos si Allah es la fuente de nuestras acciones? Si Allah ha sellado los corazones de los incrédulos para que no reciban Su guía, (Corán 2:7) ¿por qué los hace responsables de sus acciones en el Día del Juicio? Contestaremos esas preguntas un poco más tarde.
El pasado experimentado es irrecuperable, el presente es solo un momento fugaz que no podemos alcanzar; por otro lado, experimentamos la llegada continua del futuro. El futuro no es simplemente el nacimiento de un momento.
El futuro significa el momento por nacer o creado lleno de posibilidades contrastadas o diametralmente opuestas. Cada momento nos trae a cada uno de nosotros esperanza o miedo, éxito o fracaso, dolor o placer, y eventos rutinarios o que nos sorprenden. Cada momento se nos presenta como diferentes tipos de información simultáneamente. La creencia islámica decreta que Allah es la fuente de toda la información. Por lo tanto, los musulmanes dicen, «…¡Señor! Concédeme más conocimiento. (Corán 20:114)«. Sus enseñanzas sobre la llegada de los eventos futuros se basan en la frase, Insha Allah (si así lo quiere Dios) y el versículo: «Y no digas respecto a algo: Lo haré mañana a menos que añadas: Si Allah quiere«(Corán 18:23-24). Por lo tanto, los musulmanes dicen Insha Allah después cada declaración relacionada con el futuro, incluso para tareas simples como quedar con un amigo a las 4 p.m. mañana. Los musulmanes creen que el futuro no nace simplemente sin causa, sino que ocurrirá solo si Allah lo crea. Nuestra planificación y nuestros deseos pueden o no ser lo que Allah nos va a presentar en nuestro futuro. Allah declara: «Y maquinaron, pero Allah también maquinó y Allah es el que mejor maquina» (3: 54).
La teología islámica nos dice que todas las criaturas vivientes participan en la actualización de las posibilidades contenidas en los momentos futuros en monumentos visibles de Dios. El presente es el momento crucial entre el pasado y el futuro. Allah nos pone a prueba al pedirnos que hagamos elecciones morales a partir de las posibilidades -lo bueno, lo malo y lo neutral, lo moral y lo inmoral- que están contenidas en cada momento que se aproxima. Cada momento es diferente para cada individuo y las lecciones del pasado y el presente son herramientas que nos ayudan a tomar las decisiones correctas. Allah reveló sus palabras a los profetas y proporcionó libros sagrados tanto a los humanos como a los yinn explicando lo qué es correcto o incorrecto, moral o inmoral, preferido o no, y qué obtendrá una recompensa y qué un castigo. Allah narra las historias del pasado en el Corán con el fin de ayudar a los humanos y los genios a usar las lecciones de la historia junto con Sus revelaciones para tomar las decisiones correctas.
Si un momento futuro llega, carente de nuevas posibilidades, los humanos y otras criaturas no pueden cambiar su condición actual, por lo que esta se estanca y podría permanecer así por un período de tiempo ilimitado. Incluso cuando Allah nos envía momentos con nuevas posibilidades, las criaturas permanecerán sin cambios si no aceptan su revelación. Por lo tanto, las criaturas vivientes solo tienen la libertad de actualizar las posibilidades contenidas como información en cada momento del futuro que llega de Dios. Para etiquetar la creencia anterior, tomaremos el título «metafísica del futuro» de John F. Hack y lo modificaremos para que diga «la metafísica del futuro del Islam».
En la metafísica islámica del futuro, el universo siempre está dentro de la providencia de Allah. Allah es el creador de todas las cosas y el que trae cada momento con posibilidades como información. Nada surge sin la información disponible inicialmente. Los científicos brindan información a diversos sectores de la sociedad, como presidentes, directores de empresas, trabajadores y otros, guiándolos a la base científica para gestionar sus vocaciones. Aquellos que reciben tal información pueden entonces actualizarla en automóviles, aviones, naciones, etc. Por ejemplo, el trabajador de la línea de ensamblaje común puede elegir la planta de fabricación en la que desea ser empleado. Una vez en el lugar de trabajo, los trabajadores no tienen libertad para fabricar ningún producto de su elección, sino para ensamblar un producto utilizando componentes que vienen a través de la cinta transportadora de la fábrica.
El universo físico y espiritual es la planta de fabricación del Islam donde las criaturas en general, y la humanidad en particular, son como los trabajadores de la cadena de montaje. La cadena de momentos que llegan del futuro próximo es la cinta transportadora que entrega la materia prima (posibilidades como información) necesaria para la fabricación de muchos productos. Sin embargo, en esta fábrica hay componentes para muchas líneas de productos o posibilidades y el trabajador puede seleccionar cualquiera de los componentes de la cinta transportadora (que llega en el futuro) y actualizar esas posibilidades en monumentos visibles de la creación de Allah. Si no hay flujo de información de los científicos, el trabajador de la línea de ensamblaje no puede producir nada. Incluso la fábrica no existiría. De manera similar, las criaturas humanas o de cualquier otra índole, no pueden producir ni actuar hasta que llegue el momento futuro de Allah con posibilidades como información.
La creencia y la incredulidad en Dios también vienen como posibilidades en el flujo de momentos del futuro. Si los seres humanos eligen y aceptan la incredulidad en Dios, sus mentes se vuelven insensibles a las revelaciones divinas hasta que están dispuestos a renunciar a su incredulidad. Por lo tanto, los individuos optan por recibir recompensa o retribución en el universo del más allá (al-Akhirah) en base a sus elecciones terrenales. Allah, el Misericordioso y Benevolente, otorgó sus criaturas el libre albedrío. Él no interfiere ni nos obliga a tomar decisiones como se afirma en el versículo coránico: «Y si tu Señor quisiera creerían todos los que están en la tierra. ¿Acaso puedes tú obligar a los hombres a que sean creyentes?» (Corán 10:99).
Por lo tanto, somos libres de elegir y actualizar cualquiera de las posibilidades mundanas disponibles para nosotros, como la energía atómica, la tecnología informática, etc., pero nuestro futuro está limitado por las posibilidades que Dios tiene reservadas para nosotros.
Basado en el amplio significado de la frase, Insha Allah (si así lo quiere Dios) y el concepto de «metafísica del futuro», los accidentes o contingencias son novedades provenientes de Allah a pesar de que estas novedades parecen aleatorios para la mente humana fija en la «metafísica del pasado» de los materialistas. Por ejemplo, Dios creó para Hind d. Utba, uno de los principales enemigos del Profeta, la posibilidad de unirse a la distinguida compañía de Profeta, como lo hizo Hamzah, o la decisión de matar y mutilar a Hamzah. Allah no obligó a Hind a elegir ninguno de los caminos. Allah creó buenas y malas elecciones en su futuro y ella decidió actualizar la mala decisión de matar y canibalizar. [13] El Corán apoya lo anterior cuando dice: «Realmente Allah no perjudica en nada a los hombres, sino que son los hombres los injustos consigo mismos» (Corán 10:44). Por lo tanto, no hay conflicto entre la creencia de que Allah es el creador del mundo y todas las criaturas y la creencia de que los seres humanos y otras criaturas están dotados de libre albedrío dentro de los límites de las posibilidades que vienen a través del flujo de momentos del futuro.
Si tomamos una imagen global de todas las criaturas terrenales, somos testigos de un universo lleno de una mezcla de dolor y sufrimiento, así como de felicidad y paz. El universo es como una obra de teatro musical donde los actores (las criaturas de Dios), en sus rangos jerárquicos individuales, eligen libremente sus roles a partir de los posibles escenarios que les presenta el coreógrafo (Allah). El azar y la imprevisibilidad son inevitables y, de hecho, están integrados en esa atmósfera. Sin embargo, en la vida real, el dolor y el sufrimiento que experimentamos como resultado de las elecciones libres de todas las criaturas por sus beneficios egoístas, son la forma en que Dios nos prueba, perfecciona y prepara para el mundo eterno de absoluta felicidad y paz. El poeta sufí, Rumi, describe este universo como un campo de batalla donde el átomo lucha con el átomo como la creencia contra la incredulidad. Él declara que en esta lucha algunos se beneficia y otros sufren. Finalmente, la «metafísica del futuro del Islam» combina el azar, la imprevisibilidad y las criaturas con total libertad para formar nuestro universo en el contexto de la existencia del Dios más Compasivo, Más Justo, Omnipotente, Allah.
Fuente: http://www.irfi.org Traducido y editado por Nuevos Musulmanes (ver versión original en Inglés para un lista completa de citas).