Por: Lastprophet.info
“Realmente en el Mensajero tenéis un hermoso ejemplo para quien tenga esperanza en Allah y en el Último Día y recuerde mucho a Allah”. (Al-Ahzab, 33:21)
La vida del Profeta durante el mes de Ramadán, el mes sagrado del calendario musulmán, así como su comportamiento en la vida diaria el resto del año tiene gran importancia. Al igual que tenemos que hacer la oración tal y como él lo hacía, ayunar como él lo hacía, y volvernos a nuestro Creador con sinceridad, tenemos que tratar de vivir como él lo hizo, imitándolo en cada una de las facetas de su vida.
La joya de la corona del año islámico es el mes de Ramadán, el mes descrito por el Mensajero como el mes de su comunidad. La manera en la que el Profeta, la paz sea con él, pasaba este mes, es el modelo para aquel que aspira a ganarse el favor de Dios y atraer Su infinita misericordia durante este mes. Echemos un vistazo pues a lo que sería un día de Ramadán con el Mensajero de Allah.
Antes del amanecer
Antes del amanecer el Mensajero de Allah tomaba el suhur. El Profeta aconsejó a los creyentes tomar esa comida aunque fuesen unos dátiles y un poco de agua, ya que había una gran bendición escondida en ella. Se comía hasta justo antes de la oración del amanecer. El Mensajero de Allah ponía la intención, ya que como en todo acto de adoración, la intención es la base del ayuno. Se limpiaba los dientes con un siwak, una parte de la raíz del árbol arak, que usaba como cepillo de dientes.
Hay algunos ahadiz en los que se indican que el Mensajero de Allah tenía invitados de vez en cuando para el suhur.
La oración del amanecer se hacía en congregación en la Mezquita del Profeta, siendo él el Imam.
Durante el día
Durante el día, el Mensajero de Allah solía hacer actos de sadaqa. Si era ya el más bondadoso de entre la gente, su benevolencia en Ramadán aumentaba considerablemente.
En la tarde
A la hora de la oración del atardecer, la ruptura del ayuno no se retrasaba. El Profeta rompía el ayuno antes de hacer la oración de Maghrib, con dátiles frescos, y si no con dátiles secos. Y si no había dátiles rompía el ayuno con agua, y a veces con un tipo de sopa en especial.
A la hora de romper el ayuno el Mensajero de Allah decía: “¡Oh Allah, por Ti he ayunado, en Ti creo, con tu provisión he roto el ayuno, perdóname lo pasado y lo futuro, Oh Señor de los mundos!”. El Profeta no comía algo en particular, sino que comía lo que estaba disponible. Y como de costumbre no comía hasta estar lleno.
Durante la noche
El Profeta Muhammad lideraba la oración de la noche en la mezquita. A esto le seguía el tarawih, la oración voluntaria reservada únicamente para las noches de Ramadán. Luego, se retiraba a su habitación que se encontraba adyacente a la mezquita. Pasaba gran parte de la noche haciendo du’a, y adorando a Allah.
El Mensajero de Allah dedicaba más tiempo a la recitación del Corán durante Ramadán, y reflexionando sobre su significado. El ángel Gabriel, venía a escuchar al Profeta recitar Corán cada noche, y volvía a recitar esos surats para así compararlos y confirmarlos, como manera de asegurarse su preservación y protección.
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Traducido del ingles con algunas modificaciones editoriales por el Equipe Editorial.
Fuente: http://www.lastprophet.info/a-day-in-ramadan-with-the-prophet