Por: Cornelius Hunter
Cuando los evolucionistas descubrieron que los genomas de los chimpancés y los humanos eran casi idénticos se emocionaron mucho afirmando la evidencia que probaba una ascendencia común, con los chimpancés, a un pequeño primate ancestral. Solo había un problema con algunos cambios genéticos, ¿cómo aparecieron esos cambios tan dramáticos y complejos? Sin una confirmación, nuestros genes similares eran un dilema para la evolución. ¿Cómo un cambio genético tan pequeño puede causar un cambio evolutivo tan importante? Si la respuesta es, como siempre parece ser, que esos genes tan raros y fortuitos fueron capaces de llegar a unos resultados tan monumentales porque las partes y piezas requeridas estuviesen, fortuitamente, ya en su lugar (porque de alguna manera ya habían evolucionado), entonces estamos en el reino de las historias del porque sí. Por lo que la teoría llega a la declaración de que “esta amañada”. Los diferentes ingredientes esenciales para crear a un ser humano ya estaban ahí, tirados, quizás ocultos, o quizás con otra función. Y luego se reclutaron sistemáticamente, juntándose por sí mismos gracias a algunas, extrañas mutaciones que terminaron de encajar el puzle.
Sería como si un avión supersónico se creara solo porque sus piezas que estaban por ahí tiradas por suerte se juntaron. A esto se le llama Serendipia que toma esteroides.
Bueno esto va a peor. Recientemente, los evolucionistas se han visto obligados a concluir que la mayoría de las mutaciones que afectan a los genes que codifican las proteínas conducen a “alelos neutros y algo dañinos”.
De hecho, las mutaciones beneficiosas de los genes que codifican a las proteínas, que probablemente serían importantes en la evolución de los seres humanos de unos pequeños simios primitivos, son solo unos cien. Sería increíble si los humanos pudiesen evolucionar con tan pocas mutaciones.
Va incluso a peor. Los evolucionistas concluyen en que no solo hay algunas pocas mutaciones que de alguna manera creen a Newton o a Einstein (por nombrar a algunos seres humanos), y no son estas mutaciones neutrales o un poco defectuosas, y nos solo la evolución tiene algunos cientos de genes experimentando la selección, sino que una gran parte de ese cambio evolutivo, tan importante en la creación de los seres humanos, debe de haber surgido de, sí, una sola mutación. Es decir:
¿Qué distingue a los humanos de los monos y los simios? El gen ARHGAP11B es probablemente una de las cosas que haga especiales a los humanos: este gen está únicamente en los seres humanos y contribuye a la amplificación de las células madre del cerebro. Investigadores en el Max Planck Institute of Molecular Cell Biology and Genetics en Dresden han descubierto algo espectacular: es una sustitución de una pareja con una única base en el gen ARHGAP11B que es básicamente la responsable de la habilidad de la proteína ARHGAP11B de amplificar las células madre del cerebro, un proceso que se pensaba que era la base de la expansión del neo córtex en los humanos modernos.
Muy espectacular. Como dijo uno de los investigadores:
El cambio es minúsculo en una escala del genoma pero muy significativa en sus consecuencias funcionales y evolutivas- es una sustitución de una base simple que probablemente hizo una evolución que fundó los pasos de lo que hace a los humanos especiales.
¿Una única mutación? Aquí tenemos la evolución absurda. Una simple mutación hizo magia y creó a los seres humanos. Que afortunados somos.
Por supuesto esta absurdez conlleva a la idea de que un ejército de componentes moleculares se colocaron de manera fortuita, preparados y esperando para que una sola mutación sacara sus poderes.
Fuente: http://darwins-god.blogspot.com.es Traducido y editado por Truth Seeker