Diez principios para quienes buscan el camino hacia Dios

El Imam Abu Hamid Al Gazali, conocido erudito y filósofo del Islam propone que estos son los diez principios para quienes buscan el camino hacia Dios que se deben seguir 

El Imam Abu Hamid Al Gazali, conocido erudito y filósofo del Islam propone que estos son los diez principios para quienes buscan el camino hacia Dios que se deben seguir

Por: Imam Gazali

El Imam Abu Hamid Al Gazali, conocido erudito y filósofo del Islam propone que estos son los diez principios para quienes buscan el camino hacia Dios que se deben seguir. 

Primer principio: Tener una intención sincera e inquebrantable. El profeta Muhammad ﷺ dijo: «Cada persona será recompensada por su intención» (Muslim). Esto requiere determinación en el corazón para actuar continuamente o abstenerse de algo solo por Dios. Una señal de tener intenciones sinceras es que uno no cambia su resolución por razones fugaces; lo que se hace por Dios, la Verdad, no debe ser abandonado para agradar a Su creación.

Segundo principio: Esforzarse puramente por Dios, (el único) sin compañeros o asociados. El profeta Muhammad ﷺ dijo: «Adora a Dios como si lo vieras, pero si no lo ves (sabiendo) que Él te ve» (Muslim). Una señal de trabajar puramente por Dios es no aceptar nada excepto la verdad, y ver todo lo demás, fuera de la verdad, como vano y fugaz. Como dijo el profeta: «Dejen que el esclavo del dinar perezca» (Bujari). También hay que tener cuidado de caer en asuntos dudosos. Como el Profeta Muhammad ﷺ dijo: «Deja lo que es dudoso por lo que no lo es» (Tirmidhi y Nasa’i).

Tercer principio: Alinear los deseos de uno con las pautas y los reglamentos de la Shari`ah (ley islámica). Sea paciente en momentos de dificultades y aflicciones al luchar contra los deseos personales y al evitar actos y placeres que son faltas. Quienquiera que practique esto regularmente llega a un estado en el que duerme como si estuviera despierto (adorando), en su interacción con la gente como si estuviera recluido, en su realización como si estuviera hambriento, en su orgullo como si estuviera humillado, y en hablar con los demás como si estuviera callado.

Cuarto principio: Basar nuestras acciones en seguir [el camino del profeta y las opiniones de los eruditos], y no en la innovación. Esto impide seguir los propios deseos y sentirse orgulloso de la opinión propia. Una persona que se toma a sí mismo como su propio gobernante no tendrá éxito.

Quinto principio: Tener grandes ambiciones y no posponer las cosas. Se dice: “no dejes el trabajo de hoy hasta mañana”, porque las acciones se construyen unas sobre otras; y quien esté contento con un [estado] más bajo será privado de uno más alto.

Sexto principio: ser consciente de la incapacidad e insignificancia de uno mismo. Esto no se refiere a la pereza en la adoración o la falta de productividad en el trabajo. Se trata de darse cuenta de que uno no es capaz de realizar ninguna acción sin el apoyo de Dios, el más capaz y el más generoso. Esta conciencia también se manifiesta al ver a otras personas con respeto y reverencia, ya que las personas son medios y se ayudan mutuamente en el camino hacia Dios, el Exaltado y el Más Generoso.

Séptimo principio: ten miedo y esperanza, y no estés seguro de que tus buenas acciones sean aceptadas hasta que hayas presenciado esto [el día del juicio]. Uno debe tener esperanza no por las buenas acciones en sí mismas, sino porque Dios mismo es el más benevolente y generoso.

Octavo principio: ser persistente en tu wird (letanía regular de adoración), porque el que no tiene wird no tiene una fuente adicional de apoyo de Dios. Con un wird, el alma se abre en público y privado; se hace más consciente de los derechos de los demás; aumenta en amar y odiar para los demás lo que uno ama u odia para sí mismo. Además, tener este corazón hace que uno trabaje más para complacer a Dios, así como una persona querría que Dios haga por él lo que encuentra agradable.

Noveno principio: Estar constantemente atento a tus acciones y no alejarse del recuerdo de Dios, ni siquiera en un parpadeo. Porque quien siempre está atento a su corazón por amor a Dios, y no permite que entre en él otro que no sea Dios, es quien verdaderamente encontró a Dios, experimenta Su benevolencia y llega a ‘ilm al-yaqeen (conocimiento con certeza). Esto se manifiesta al ver a Dios como el Habilitador o Movedor de todo lo que permanece inmóvil o en movimiento a nuestro alrededor. La atención de uno aumenta luego desde allí hasta que reconoce que Dios es el Sustentador de todo, por lo que Su interacción con la creación se caracteriza por los mejores modales. (Como ejemplo de esto), el Profeta ﷺ dijo: «Mi Señor me enseñó buenos modales, y me dio los mejores modales«.

Décimo principio: Saber con qué deberías estar ocupado, tanto interna como externamente, porque quien piense que no necesita obedecer [a Dios y su mensajero] es un hombre quebrantado que se opone a las palabras de Dios: «Di: Si amáis a Allah, seguidme, que Allah os amará y perdonará vuestras faltas. Allah es Perdonador y Compasivo”. (Corán 3:31).

Esta es la base sobre la que se han construido castillos como ningún otro.


Fuente: http://www.virtualmosque.com Traducido por Truth Seeker Es

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