En el universo, todos tiene su medida, la lluvia también

Por: Harun Yahya

La cantidad de lluvia que cae cada año es esencial para un correcto mantenimiento del ecosistema en la tierra

La cantidad de lluvia que cae cada año es esencial para un correcto mantenimiento del ecosistema en la tierra

En el Corán encontramos que se nos dice que la lluvia desciende en su “justa medida”. Esto es mencionado en el Surah Al-Zujruf (Los ornamentos de oro) de la siguiente manera:

Él hace descender agua del cielo en la justa medida, y así vuelve a dar vida a un territorio árido; de la misma manera seréis resucitados. (Los ornamentos de oro, 43:11)

Esta cantidad medida de lluvia es algo que se ha descubierto recientemente por la ciencia moderna. Se estima que en un segundo aproximadamente 16 millones de toneladas de agua se evaporan de la tierra. Esto se acumula en 513 trillones de toneladas en un año. Este número es muy similar al de la cantidad de agua que desciende sobre la tierra en un año. Por lo que podemos decir que el agua circula de forma continuada en un equilibrado ciclo, de acuerdo a una ‘medida’. La vida en la tierra depende de este ciclo del agua. Incluso si toda la tecnología disponible en el mundo se utilizase para este propósito, este ciclo no podría ser reproducido de forma artificial.

Incluso una desviación menor en este equilibrio daría lugar a un desequilibrio ecológico de grandes proporciones que pondría la vida en la tierra en serio peligro. Y aún así, esto no sucede, y el agua continúa descendiendo cada año de acuerdo a esta medida.

La proporción de la lluvia no se aplica solo a su cantidad, sino también a la velocidad con la que caen las gotas de agua. La velocidad de las gotas de agua cuando llueve, independientemente de su tamaño, no sobrepasa un límite.

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Cada año la cantidad de agua que se evapora y que cae de nuevo a la tierra en forma de lluvia es constante: 513 trillones de toneladas. Esta cantidad constante es declarada en el Corán por la expresión “hace descender agua del cielo en la justa medida”. La constancia de esta medida es muy importante para la continuidad del equilibrio ecológico y, por tanto, la vida.

Philipp Lenard, un físico alemán que recibió el premio Nobel de física en 1905, descubrió que la velocidad de caída de la lluvia incrementa con el diámetro de las gotas hasta que estas alcanzan 4.5 mm. Para gotas de agua de tamaños superiores la velocidad de caída no se incrementaba más de 8 metros por segundo. Atribuyó esto al cambio en la forma de una gota causados por el flujo de aire al incrementarse el tamaño de la gota. El cambio de forma de la gota incrementa su resistencia al aire por lo que disminuye su velocidad de caída.

Como vemos, el Corán también no puede estar llevando la atención a este sutil cambio en la lluvia que no podría ser sabido hace 1400 años.  

No hemos de confundir esto con las épocas de sequías o lluvias torrenciales que se dan en diferentes lugares del mundo. El agua que se evapora y vuelve a caer en forma de lluvia es la misma, la diferencia es en dónde y cómo lo hace. Dios ha puesto ‘reglas’ en el universo por las cuales este ser rige, si el ser humano altera el ecosistema, entonces esto tiene consecuencias de acuerdo a esta leyes naturales. Por lo tanto, si el ser humano se cuida de mantener de no alterar el orden natural de forma estrepitosa, puede estar seguro de que el equilibrio natural se mantendrá.


Fuente:  www.miraclesofthequran.com traducido con ligeras modificaciones editoriales por New Muslims

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