Qué dice el Corán sobre el big bang y la evolución

El corán no es un libro de ciencia, pero podemos encontrar indiciaciones que nos ayudan a poner la ciencia, especialmente el big bang y la evolución en contexto

El corán no es un libro de ciencia, pero podemos encontrar indiciaciones que nos ayudan a poner la ciencia, especialmente el big bang y la evolución en contexto

Por: Redacción

Según la mayoría de los eruditos no hay ningún problema en aceptar el Big Bang, ya que no contradice directamente ninguno de los textos primarios sobre los orígenes de la creación. Algunos estudiosos incluso han citado el Corán 21:30 y 41:11 como apoyo a la teoría del Big Bang.

¿Es que no ven los que se niegan a creer que los cielos y la tierra estaban juntos y los separamos? ¿Y que hemos hecho a partir del agua toda cosa viviente? ¿No van a creer? (Los Profetas, 21:30)

Luego dirigió (Su voluntad) al cielo, que era humo, y le dijo junto con la tierra: Venid a Mí de buen grado o a la fuerza; dijeron: Venimos a Ti obedientes. (Se han expresado con claridad, 41:11)

En cuanto a la evolución, el punto de vista dominante, si no el consenso, entre los eruditos es que está en contradicción directa con los textos primarios que afirman una creación original y directa para Adam, que fue el primer ser humano. Estos textos, como el Corán 38:71-72, indican que Adam no surgió de una especie anterior. Esto no es así no porque Dios no pudiese haber creado a los humanos a través de un proceso evolutivo, sino porque Él quiso no hacerlo así y nos informó de esto a través de la revelación.

Cuando dijo tu Señor a los ángeles: Voy a crear un ser humano a partir del barro. Y cuando le haya dado forma y haya insuflado en él parte de Mi espíritu: ¡Caed postrados ante él! (Sad, 38:71-72)

El Corán, sin embargo, no dice lo mismo con respecto a las especies no humanas. En consecuencia, algunos eruditos han diferenciado entre la evolución humana y la evolución no humana, afirmando que los textos primarios solo afirman una creación original para los humanos, a saber, Adam, no siendo para los no humanos. Por lo tanto, la teoría de la evolución en relación con esto último no plantea ningún problema intrínseco, ya sea a nivel de macroevolución o microevolución. Sin que esto quiere decir que sea así, sino que dicha teoría fuese cierta no sería contraría al Corán.

Un punto importante que debe tenerse en cuenta es que incluso cuando se acepta la evolución (es decir, para los no humanos), todavía se entiende como un acto de Dios derivado de su voluntad y poder. La evolución como mutación aleatoria y selección natural causalmente independiente de Dios es plenamentes rechazada ya sea que la teoría se aplique a humanos o no humanos.

Ciencia y Religión

En cualquier discusión sobre la relación entre ciencia y religión, el primer punto que debe aclararse es que el Corán no fue revelado como un libro de ciencia. Tampoco es el interés principal de la Sunna elucidar puntos de hechos científicos. Más bien, el propósito de estas dos fuentes es instruir a los humanos sobre la manera en que deben vivir para reconocer a Dios y alcanzar la felicidad. En otras palabras, el Corán y la Sunna son fuentes de orientación:

Es cierto que esta Recitación* guía a la vía más recta y trae para los creyentes que practican las acciones de rectitud las buenas nuevas de que tendrán una enorme recompensa. (El Viaje Nocturno, 17:9)

Es un libro que se te ha hecho descender para que saques a los hombres de las tinieblas a la luz con el permiso de su Señor, hacia el camino del Poderoso, el Digno de Alabanza. (Ibrahim, 14:1).

Dicho esto, no se puede negar que el Corán y la Sunna hacen referencia al cosmos y los fenómenos naturales. Los debates sobre la interpretación de ciertos versículos y declaraciones proféticas que describen el cosmos no son nada nuevo. Por ejemplo, los eruditos han discutido cuestiones como la planitud de la Tierra, la naturaleza heliocéntrica de nuestra galaxia, etc., con miras a lo que los textos primarios indican sobre estos asuntos y lo que afirma la evidencia empírica.

Un marco muy básico que los académicos han propuesto cuando han discutido las contradicciones entre los textos primarios y la evidencia empírica vuelve a las nociones de lo decisivo y probabilístico:

(a) un texto decisivo tiene prioridad sobre lo probabilístico.

(b) un texto decisivo solo puede estar condicionado por algo que sea decisivo.

En consecuencia, el principio es que cada vez que una lectura literal o externa de un versículo del Corán o una declaración profética parece contradecir un hecho establecido decisivamente, ese versículo o dicho se interpreta de una manera que concuerda con este hecho establecido.

Por supuesto, debe considerarse aquí que las concepciones académicas de lo que es decisivo pueden variar e incluso cambiar con el tiempo en lo que respecta a ciertos asuntos. Incluso dentro de la comunidad científica, la noción de consenso científico, certeza vs. incertidumbre, etc., puede resultar bastante polémica. Por lo tanto, aunque nuestra tradición no cierra la puerta a la utilización de lo empírico para comprender con precisión los significados de los textos primarios, sí requiere fundamentación y conocimiento de la tradición, sus principios y una conciencia de las complejidades subyacentes a la investigación empírica y científica.

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