Teorías económicas modernas en la Muqaddimah de Ibn Jaldún

Estatua dedicada a Ibn Jaldún en Túnez

Estatua dedicada a Ibn Jaldún en Túnez

¿Quién es Ibn Jaldún?

Ibn Jaldun nació en Túnez en 1332, en el norte de África en una familia acomodada de Al-Ándalus. Su familia tuvo que marcharse de la Península ibérica durante la conquista cristiana del territorio musulmán. A una edad temprana estudió el Corán, Hadiz, jurisprudencia y derecho, además de ciencias como la física, matemáticas, lógica y filosofía. La base de estudios que tenía le guió en el entendimiento del mundo y en cómo analizarlo.

Cuando ya era un joven adulto, trabajó en algunas oficinas del norte de África. Le ofrecieron un trabajo en el emirato de Granada en al-Ándalus en 1364 y no perdió esta oportunidad. Trabajó como diplomático para el gobierno de Granada, haciendo tratados de paz entre Granada y los estados vecinos cristianos. Pero asuntos políticos le hicieron abandonar su puesto de trabajo y volver a África, donde recopiló su Muqaddimah.

Presión fiscal

El discurso económico de Ibn Jaldún está casi siempre unido al discurso del gobierno, y de la elevación y la caída de las dinastías. Para él las dinastías tienen una duración natural, sin durar más de tres generaciones, en ese momento una nueva dinastía nace. Directamente relacionado con la duración del gobierno está el sistema de impuestos que ayuda a determinar cuánto durará la dinastía o el gobierno en cuestión.

Al principio del capítulo sobre la presión fiscal en la Muqaddimah, habla de cómo los bajos impuestos suponen ingresos elevados, en cambio, los altos impuestos suponen bajos ingresos (para el gobierno). En esta frase, Ibn Jaldún explica el porqué:

El motivo para esto es que cuando la dinastía sigue el camino (sunna) de la religión,  solo impone los impuestos estipulados por la ley religiosa, como los impuestos de caridad, los impuestos terrenales y los impuestos de capitación.  Esto significa una tasación moderada, ya que, como todo el mundo sabe, el impuesto de caridad sobre la propiedad es bajo.

En el Islam, las reglas generales sobre los impuestos son bastante bajas. El zakat (impuestos de caridad), el cual va para los pobres y no para el gobierno, es solo un 2,5% de la riqueza acumulada (oro, plata u otra moneda). Los otros impuestos, incluidos los impuestos terrenales y los impuestos de capitación nunca han sido muy elevados en el mundo musulmán. Ibn Jaldún argumenta aquí que cuando el gobierno acata los principios del islam y no impone impuestos excesivos sobre la gente, tendrán éxito en los ingresos.

Un gobierno honesto

En relación a esto, en el siguiente capítulo Ibn Jaldún indica que una de las razones por las que los primeros ingresos de los impuestos tienen más éxito es porque al principio de las dinastías, los gobernadores suelen tener más interés en la unidad y cohesión del estado que en su riqueza personal:

Al comienzo de la dinastía, los ingresos se distribuyen entre las tribus y la gente que muestra lealtad al gobernador, teniendo en cuenta su lealtad y utilidad ya que son necesarios para establecer la dinastía, como hemos mencionado anteriormente. Bajo estas circunstancias, el líder se abstiene a favor de los impuestos que les gustaría tener”.

Aquí Ibn Jaldún ofrece una explicación de porqué los impuestos son efectivos en el principio de las dinastías, y por qué no hay corrupción en el gobierno. Mientras que el gobierno esté interesado por la unicidad del estado y la eficacia del gobierno, la presión fiscal será utilizada para apoyar y fortalecer los departamentos del estado. Por otra parte, cuando un imperio se corrompe y una gran proporción de la presión fiscal es utilizada para pagar los gastos personales del gobernante, es cuando los impuestos se elevan para tener que cubrir estos gastos.

Uno de los grandes ejemplos se muestra con el segundo Califa del Islam, Umar ibn al-Khattab, quien gobernó del 634 al 644. Se sabe que tenía dos lámparas para iluminar su casa. Una de ellas era pagada por los impuestos, por lo que solo la utilizaba cuando trabajaba como líder político de los musulmanes. La segunda la pagaba él, y a esta le daba un uso personal. La razón por la que hacía esto era para no gastar los impuestos del estado en su beneficio particular. Por esto, durante el gobierno de Umar, el nuevo estado musulmán establecido tuvo mucho éxito en sus empresas.

Otro ejemplo fue el reinado de Salah al-Din en los años 1100.  Cuando murió en 1193, se sabe que solo poseía algunas monedas de oro y plata, a pesar de haber sido el sultán de todo Egipto y Siria. Utilizaba el dinero del gobierno para reforzar el ejército y otras secciones del gobierno. Con estas acciones, fue capaz de construir un estado fuerte que liberó Jerusalén de los Cruzados.

Economía de la oferta

Ibn Jaldún menciona más adelante otro problema de los impuestos elevados:

El resultado (de impuestos elevados) es que el interés de los ciudadanos por empresas culturales desaparece, ya que comparan los gastos y los impuestos con las ganancias y beneficios y al ver lo insignificante que es pierden la esperanza. Por lo tanto, la mayoría se abstiene de actividades culturales. El resultado es que la presión fiscal baja, al bajar también la tasación de los individuos.

Ibn Khaldun argumenta que cuando un gobierno impone altos impuestos sobre la gente  (sobre todo a aquellos que pueden dar trabajo), estos dejarán de querer invertir en nuevos negocios (se refiere a actividades culturales). La razón para esto es simple: si el gobierno pone impuestos en tu dinero, tienes menos dinero para gastar en tu negocio, lo que lleva a un estancamiento económico y a un declive de la presión fiscal.

Esta idea es uno de los principios básicos de la economía de la oferta. Aquellos que apoyan la economía de la oferta defienden que las sociedades y los pudientes deberían tener tipos impositivos bajos. Al tener tipos impositivos bajos, tendrán más dinero para expandir su negocio, dando lugar a mayores oportunidades económicas (a través de trabajos) para aquellos que tienen menos dinero. Por esta razón, este enfoque es también denominado “economía del trickle-down o goteo hacia abajo”. Esta compone las bases de muchas políticas económicas conservadoras del mundo moderno. Los políticos conservadores (como Ronald Reagan) han utilizado este enfoque para defender los bajos tipos impositivos para los ricos en contraste con ideas económicas más liberales de altos impuestos sobre los ricos.

La curva de Laffer

La idea de Ibn Jaldún de encontrar un equilibrio entre los impuestos que conducen a ingresos elevados, con el tiempo fue denominada como la curva de Laffer. La curva de Laffer es utilizada por los economistas actuales para determinar el tipo impositivo perfecto para producir el mayor ingreso para el gobierno. La curva suele tener una forma parabólica, con tipos impositivos extremadamente bajos que conducen a bajos ingresos y tipos impositivos excesivamente altos que conducen a bajos ingresos. Según esta idea, hay un punto ideal de tipo impositivo en el medio que conduciría a ingresos elevados sin la gente tener impuestos tan elevados que los desanimen a la hora de invertir en negocios.

La curva de Laffer tiene este nombre por el economista americano Arthur Laffer. Laffer no afirma haber inventado esta idea; es más, declara haberla tomado de Ibn Jaldún:

Yo no inventé la curva de Laffer. Por ejemplo, Ibn Jaldún, un filósofo musulmán del siglo 14, escribió en su Muqaddimah: se debe saber que al principio de la dinastía, los impuestos aportan ingresos elevados de tasaciones reducidas. Al final de la dinastía, los impuestos aportan bajos ingresos de tasaciones elevadas”.

Conclusión:

Es obvio que las teorías económicas de Ibn Jaldún sobre los tipos impositivos iban por delante de su tiempo. A pesar de vivir en los años 1300, sus ideales forman gran parte de las bases del pensamiento capitalista moderno. Las teorías económicas y gubernamentales que muestra en su Muqqadimah son guías atemporales que deberían tener un lugar en el mundo moderno. Lo más fascinante aún, es que este artículo solo ha tratado algunas de las teorías económicas de Ibn Jaldún. La Muqaddimah está llena de teorías históricas, sobre el gobierno, religiosas, sociales, psicológicas y educativas. Este hombre es un genio musulmán del norte de Africa que va más allá de tipos impositivos y curvas de Laffer.  

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