Tres cuestiones fundamentales que la ciencia no responde

Hay tres cuestiones fundamentales a las que ni la ciencia ni la filosofía ha conseguido dar respuesta. La respuesta a estas tres cuestiones es fundamental para construir una cosmovisión.

Hay tres cuestiones fundamentales a las que ni la ciencia ni la filosofía ha conseguido dar respuesta. La respuesta a estas tres cuestiones es fundamental para construir una cosmovisión.

Por: Redacción

Hay tres cuestiones fundamentales a las que ni la ciencia ni la filosofía ha conseguido dar respuesta. La respuesta a estas tres cuestiones es fundamental para construir una cosmovisión. Ni la ciencia ni la filosofía dan respuesta a estas preguntas, sino que especulan sobre posibles respuestas y en base a estas especulaciones construyen una metafísica.

La primera pregunta es ¿Por qué existe algo en lugar de nada? Es decir, por qué el universo existe. Si tomamos el Big Bang como el comienzo del universo conocido (y por conocer) así como de todo lo que esto implica, la existencia de la materia, de la energía, del tiempo y el espacio (aunque qué es el tiempo y qué es el espacio son preguntas que requieren una reflexión por sí mismas acerca de su naturaleza) y pensamos en un momento anterior, en el que no existía nada, en el que toda era una posibilidad sin definir, ¿qué es lo que hace que de la nada surja algo?

Si la respuesta que se ofrece es porque había una serie de fuerzas que estaban en equilibrio y en un momento dado se alteró este equilibrio, entonces esto nos lleva a preguntarnos qué hizo que se alterara este equilibrio. Si hay algo que esté en equilibrio, cuando la posibilidad de darse un desequilibrio es igual a que se mantenga en equilibrio, entonces hace falta una fuerza externa que haga que la posibilidad del desequilibrio sea mayor que la del equilibrio y esta se manifieste.

Otra posible respuesta es que antes de esto no había nada. Pero la nada, entendida como la ausencia absoluta de energía, de materia, de cualquier cosa imaginable, no hace preguntarnos ¿cómo puede surgir algo de la nada absoluta? Lo cual nos lleva a la conclusión de que tenía que haber algo que crease este universo, en su posibilidad inicial y continua, de la nada. Esa algo no puede ser igual que lo creado, puesto que si así fuera estaría sometido a las mismas leyes que lo creado y tiene que ser anterior a este. A su vez, este algo no puede ser algo que tenga un principio, puesto que si lo tuviese no llevaría a preguntarnos que hizo que ese algo existiese.

La segunda pregunta es ¿por qué surge vida de lo inanimado? Es decir, si lo creado, si esa creación que surge de la primera pregunta era, de acuerdo con la teoría de la ciencia actual, inanimada, energía que es materia, pero sin vida (y qué es la vida es otra pregunta valida) entonces ¿qué hace que lo inanimado se convierta en materia viva? Materia viva entendemos cuya voluntad de vivir está desligada del proceso del universo, aunque suceda dentro de este.

La tercera pregunta, y quizás la que más de cerca nos toca a los seres humanos, es ¿por qué cobra consciencia de si misma esa materia que está viva? Es decir, si obviamos las dos primeras preguntas, o les buscamos respuesta de acuerdo con una conjetura que no es más que una forma de explicar algo que de lo que no sabemos la respuesta, aún nos queda esta tercera por qué la materia viva cobra consciencia de sí misma cuando lo más útil para continuar con la especia hubiese sido que no cobrase consciencia, sino que se limitara a ‘mantenerse viva’. Es evidente que para formular la respuesta a esta pregunta también hemos de preguntarnos ¿qué es la consciencia? Algo para lo que la ciencia y la filosofía tampoco tienen respuesta.

Todo el edificio de la ciencia moderna, que crea una cosmovisión del ser humano, está construido en base a estas respuestas, que no son más que conjeturas sobre posibilidades.

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