Autor: Harun Yahia
En el Corán se mencionan muchos y diversos temas para invitar a la gente a la fe. Dios pone como evidencia para los hombres a veces los cielos, y otras los animales o las plantas. , por que etapas han pasado, y cual es su esencia:
“Nosotros os hemos creado. ¿Por qué pues no aceptáis la verdad? ¿Os habéis fijado en lo que eyaculáis? ¿Lo creáis vosotros o somos Nosotros los creadores?” (Corán 56:57-59)
En muchos otros versículos se hace hincapié en el aspecto milagroso de la creación del hombre. Algunos ítems de la información contenida en esos versículos son tan detallados que es imposible que alguien que vivía en el siglo VII pudiera conocerlos. He aquí algunos:
1. El ser humano no es creado de la totalidad del semen sino de una muy pequeña porción de él (el espermatozoide).
2. Es el varón el que define el sexo de la criatura concebida.
3. El embrión humano se adhiere al útero de la madre como una sanguijuela.
4. El embrión se desarrolla en tres regiones oscuras en el útero.
Los ítems de información que se acaban de citar están muy por encima del nivel de conocimientos y comprensión de la gente que vivía en la época de la revelación del Corán. Han sido verificados por la ciencia del siglo XX y solamente gracias a la tecnología disponible en esta época.
Analicémoslos ahora uno por uno.
Una gota de semen
Los espermatozoides emprenden un viaje en el cuerpo de la madre hasta alcanzar el óvulo. Solamente un millar de los 250 millones de espermatozoides eyaculados consiguen alcanzar el óvulo. Al final de esta carrera de pocos minutos, el óvulo, cuyo tamaño es de la mitad de un grano de sal, permitirá que ingrese en él solo uno de los espermatozoides. Es decir que la creación del hombre no se produce de la totalidad del semen sino sólo de una parte ínfima del mismo. Esto es descripto en la Sura Al-Qiyamah como sigue:
“¿Supone el hombre que no van a ocuparse de él? ¿No fue él acaso una gota de esperma eyaculada?” (Corán 75:36-37).
Como vemos el Corán nos informa que el hombre se forma no de la totalidad del semen sino solo de una pequeña parte de él. El particular énfasis en esta afirmación, anunciando un hecho que recién ha descubierto la ciencia moderna, pone en evidencia que se trata de la Palabra de Dios.
El semen como mezcla de distintos componentes
El líquido que llamamos semen y que contiene a los espermatozoides no está compuesto únicamente por éstos. Por el contrario se trata de una mezcla de distintos fluidos. Estos componentes tienen diferentes funciones, tales como contener el azúcar necesario para dar energía a los espermatozoides, neutralizar los ácidos presentes en la entrada del útero, y proporcionar un ambiente resbaladizo que facilite el movimiento de los espermatozoides.
Es por cierto notable que cuando se menciona al semen en el Corán, se haga referencia a este hecho, que recién fue descubierto por la ciencia moderna, definiendo al semen como una mezcla de distintos ingredientes:
“Hemos creado al hombre de una gota mixturada para ponerle a prueba. Le hemos dado el oído y la vista” (Corán 76:2).
En otro versículo se hace nuevamente referencia al semen como una mixtura y se recalca el hecho de que el hombre es creado del “extracto” de esa mixtura:
“Aquél que ha creado todas las cosas de la mejor manera, inició la creación del hombre de arcilla; luego hizo a su progenie de un extracto [sulâla] de líquido insignificante” (Corán 32:7-8).
La palabra árabe sulâla, traducida como “extracto”, designa a la esencia o la mejor parte de una cosa. En cualquiera de sus implicaciones designa a “una parte del todo”. Esto muestra que el Corán es la Palabra de Dios que conoce la creación del hombre hasta en sus más mínimos detalles.
El sexo de la criatura concebida
Hasta hace muy poco se pensaba que el sexo de la criatura concebida era determinado por las células de la madre. O al menos se creía que el sexo se determinaba en conjunto por las células tanto del padre como de la madre. No obstante en el Corán se nos da una información diferente, ya que allí se afirma que la masculinidad o feminidad es producida por “una gota de esperma que ha sido eyaculada”.
“El ha creado ambos sexos, varón y hembra, de una gota de esperma que ha sido eyaculada” (Corán 53:45-46).
La genética y la biología molecular, disciplinas en vías de desarrollo, han validado científicamente la exactitud de esta información suministrada por el Corán. Hoy se sabe que el sexo es determinado por las células espermáticas masculinas, y que las femeninas no juegan ningún rol en este proceso.
Los cromosomas son los principales elementos en la determinación del sexo. Dos de los 46 cromosomas que determinan la estructura de un ser humano están identificados como los referidos al sexo. Estos dos cromosomas son llamados “XY” en los varones y “XX” en las mujeres, porque la forma de los cromosomas semeja esas letras. El cromosoma Y contiene los genes que codifican la masculinidad, mientras que el X los que codifican la feminidad.
La formación de un nuevo ser humano comienza con la combinación cruzada de uno de estos cromosomas, que están presentes en pares en hombres y mujeres. En las mujeres, ambos componentes de la célula sexual, que se divide en dos durante la ovulación, llevan cromosomas X. La célula sexual de un varón, por el contrario, produce dos tipos diferentes de espermatozoides, uno que contiene cromosomas X y el otro cromosomas Y. Si un cromosoma X de la mujer se une con un espermatozoide que contiene un cromosoma X, entonces la criatura es de sexo femenino. Si se une con un espermatozoide que contiene un cromosoma Y, la criatura resultante es de sexo masculino.
En otras palabras, el sexo de la criatura está determinado por cuál cromosoma del varón se une con el óvulo femenino.
Nada de esto se conocía hasta el descubrimiento de la genética en el siglo XX. De hecho, en muchas culturas, se creía que el sexo de la criatura engendrada era determinado por el cuerpo femenino. Y de ahí que las mujeres fueran censuradas cuando concebían niñas.
Sin embargo, catorce siglos antes de que se descubrieran los genes humanos, el Corán reveló información que rechazaba esta superstición indicando que el origen de la diferenciación sexual no residía en las mujeres sino en el semen proveniente de los hombres.
El “coágulo” que cuelga del útero
Si seguimos examinando los hechos que nos anuncia el Corán sobre la formación de los seres humanos, volvemos a encontrarnos con milagros científicos muy importantes.
Cuando el esperma masculino se une con el óvulo femenino se constituye la esencia del niño por nacer. Esta única célula, conocida como “cigoto” en biología, comenzará instantáneamente a reproducirse por división, y eventualmente se convertirá en un “trozo de carne” llamado embrión. Desde luego esto sólo pueden verlo los seres humanos con la ayuda de un microscopio.
El embrión, empero, no transcurre su período de desarrollo en el vacío. Se cuelga del útero como si fuera una raíz que está firmemente fijada a la tierra por sus zarcillos. A través de este contacto el embrión puede obtener las substancias esenciales para su desarrollo del cuerpo de la madre (16).
En este punto podemos hacer referencia a un significativo milagro científico revelado en el Corán. Cuando se refiere al desarrollo del embrión en el útero de la madre Dios utiliza en el Corán la palabra “alaq”.
“¡Recita en el Nombre de tu Señor que ha creado! Ha creado al hombre de un ‘alaq. Recita que tu Señor es el Más Generoso” (Corán 96:1-3).
El significado de la palabra ‘alaq en árabe es “una cosa que cuelga de algún lugar”. La palabra se utiliza literalmente, en forma habitual, para describir a la sanguijuela que se cuelga del cuerpo para succionar sangre.
No caben dudas que la utilización de un término tan adecuado para describir la situación del embrión durante su etapa de desarrollo en el útero materno, prueba una vez más que el Corán es la Palabra de Dios, el Señor de todos los mundos.