Por: Equipo Editorial
Se llama Danny Blum y está en la edad en la que todo es posible. Es una estrella que tiene éxito en el mundo del fútbol alemán gracias a unas capacidades físicas y una determinación tremenda. Juega ahora para el Nuremberg FC, en segunda división de la Bundesliga (la liga de fútbol en Alemania) como delantero izquierdo.
Cuando deja sus zapatillas de fútbol en el vestuario, vuela a un camino luminoso, enriquecedor, que guía sus pasos hacia un buen destino. Porque debajo de la camiseta del Nuremberg FC, en la preciosa provincia alemana de Baviera, encontramos el corazón de un creyente, que ha vuelto hace poco al islam (en el verano de 2014).
Después de buscar por mucho tiempo, ya que no se sentía feliz a pesar del lujo que la vida de jugador profesional de fútbol le permitía, ni la falta de problemas materiales y la aparente alegría que deriva de su posición privilegiada, fue cuando entró en una mezquita y obtuvo la respuesta a sus preguntas sobre la existencia y su papel como hombre en esta vida. Al entrar en la mezquita, Danny Blum sintió que se desarrollaba en él un profundo estado emocional, era como una llamada que venía a decirle que estaba cogiendo el buen camino.
Es difícil expresar en palabras lo que pasa en el corazón, el mecanismo que surge en lo más profundo de un ser humano y que le empuja hacia Dios. Danny Blum se quedó un tiempo sin ser capaz de entender lo que le pasaba, no podía definir cómo era ese sentimiento que había estado escondido dentro de su ser y que le empujaba hacia el conocimiento de Dios.
En una entrevista que dio el futbolista al periódico alemán Das Bild dijo: “Fui a visitar una Mezquita, e inmediatamente sentía que se producía algo en mi corazón. Sentí que algo muy fuerte ocurría dentro de mí, y he querido saber más acerca de ello”. Comentaba que cuando era más joven, era colérico, inestable, y tenía siempre en la mente preguntas existenciales. Añade después: “El Islam me ha dado fuerza y esperanza. La oración aporta serenidad a mi alma”.
Cuenta también el temor que inspiró a sus padres, cristianos practicantes, cuando les dijo que habia aceptado el Islam como el camino en su vida. Pero el temor se disipó rápidamente, gracias a muchas conversaciones acerca de su nueva forma de vida, y sobre todo porque el amor de los padres hacia su hijo era más fuerte. Los miedos que pudiesen tener sus padres, dejó lugar al entusiasmo, ya que sus padres ahora le animan a que siga en su camino como musulmán porque pueden ver que su hijo está ahora más feliz y sereno que antes.
Dice Danny: “El islam es una religión de paz. Mi fe me dice que no se puede forzar a nadie para que haga lo que él no quiere hacer. Todo tiene que llegar voluntariamente, desde el corazón mismo”. El futbolista está encantado de cumplir con sus 5 oraciones diarias, y comer una comida halal. Su bello testimonio, en estos tiempos tormentosos y propicios a las representaciones erróneas de la noble religión que es el Islam, nos muestra cómo hace nacer el desarrollo del alma la práctica del Islam en el creyente.